Todo se inició con la denuncia de comercios, corralones y otras empresas de Paraná, que alertaron en la Justicia, haber sido afectados con maniobras delictivas.
Del trabajo investigativo, se pudo establecer que las llamadas telefónicas se realizaban desde la cárcel de Paraná. Al menos tres internos avanzaron con las compras que se efectuaban con transferencias apócrifas.
Los comercios vendieron en su buena fe, todo tipo de artículos eléctricos, celulares y materiales de construcción, como para las viviendas.
En la pesquisa, se pudo saber que las ventas se trasladaban a domicilios de los detenidos.
En las viviendas a las que se habían enviado los artículos no encontraron nada de interés, pro en otra casa se «almacenaba» lo comprado. La misma pertenece a la hermana de uno de los presos acusados.
En los allanamientos ejecutados hace un par de semanas, se incautaron en las celdas de los sospechosos, tres celulares con los iniciaban las estafas.
Este jueves se llegó en el Maccarone a la vivienda de la hermana de uno de los detenidos, donde se encontró cerámicos colocados recientemente en los pisos, puertas, ventanas, colchones, celulares y electrodomésticos adquiridos en las maniobras delictivas.
Además se secuestró una balanza de precisión, un revólver calibre 38 y proyectiles, un ladrillo de marihuana compactada y 10 plantas de marihuana.
En otro allanamiento: un juego de comedor, un aire acondicionado y puertas de aluminio.
Por la investigación, se ordenó la detención de la mujer de 30 años, quién fue alojada en la Alcaidía de Tribunales.
La causa continuará, ya que se obtuvo información que otros vecinos del Maccarone adquirieron los productos, sabiendo que las operaciones eran fraudulentas, publica diario Uno. De esa manera, compraban a un precio más económico los elementos que eran ofrecidos por los familiares de los presos.