Desde el domingo pasado, para subir al colectivo en la ciudad de Paraná hay que tener tres pesos en monedas. Y para comprar tarjetas en un kiosco para hoy ya se consigue solo el cartón con aumento: el pasaje circunstancial pasó a costar $ 2,75.
Los clientes que ayer a la tarde pasaban por las garitas del centro evalúan el nuevo precio pero ante la consumación de los hechos, optan por poner el acento en las pretensiones de un mejor servicio. Los usuarios de casi todas las líneas -especialmente, la 20, la 22, la 5, la 3- exigen no tener que esperar el colectivo más de 10 minutos. Este es el planteo más recurrente pero hay otros también.
“Hay veces que esperás 30 minutos, 35, hasta 40 minutos”, se queja Darío que toma el 20. Aportan su cuestionamiento Elsa, que toma todos los días el 5, y María que añade que el 22, en su caso, empeoró “mientras duraron las vacaciones de los chicos”.
Roxana y Luciana se muestran molestas con la línea 3 mientras esperan en calle Pellegrini. “Pasan cuando quieren”, resume una de ellas que asegura que “es inútil aprenderte los horarios porque nunca son iguales”.
HORA PICO. Una vecina de Colonia Avellaneda pide además un refuerzo de unidades en los horarios pico, cosa que también plantean usuarios de la línea 1 como Dora. “Viajamos como vacas”, se queja María; “yo pediría que no carguen tanta gente; hay horas en que se suben entre cuatro y 10 personas por parada, no te miento”, agrega Dora.
Coinciden ambas en que el problema se plantea con las unidades que hacen los recorridos minutos antes de las 8 de la mañana.
En la parada de la línea 4, sobre calle Alem, piden especialmente que el esquema de frecuencias, de algún modo, se aceite. “Pasan a veces dos juntos, lo que quiere decir que hay demoras; y 20 minutos después pasa otro, repleto”, expresa Martín y coincide Eduardo, de pie en la parada esperando la misma línea.
Algunos de los usuarios consultados añaden otro planteo que pretenden que sea tenido en cuenta en el marco del incremento del precio. Ana agrega que el 5 “no entra al barrio, a Mosconi” y asegura que eso lo decide “el chofer que a veces entra y a veces no”. En su caso, eso implica caminar 10 cuadras hasta llegar a su casa.
En Plaza 1º de Mayo hizo un requerimiento similar Raquel que vive en el barrio 200 viviendas de Colonia Avellaneda. “El colectivo entra al de 400 viviendas pero al barrio mío no, porque no hay asfalto”, cuenta.
HISTORIA REPETIDA. La dirigente vecinalista Alicia Glauser manifestó su rechazo con respecto al incremento del boleto. En diálogo con EL DIARIO criticó duramente que ya el domingo “la gente se desayunaba con que tenía que pagar tres pesos con monedas”.
La titular de la vecinal Santa Lucía, que ayer esperó 50 minutos el colectivo, cuestionó “la actitud del estado municipal de darle tres días antes el aumento a las empresas”.
Añadió que “las tarjetas no sirven, parece que las máquinas las rompen a propósito y si no anda más hay que ir a la sede de calle Carbó donde hay una sola boca de expendio”.
Para Glauser, en este debate debiera involucrarse el Concejo Deliberante “al que no vemos trabajar”. “Se ve que los concejales solo están para obedecer”, disparó.
También cuestionó la eficacia de las denuncias ante la Defensoría del Pueblo: “Lo único que hacen es recibir la queja pero no resuelven nada”. “Acá nos queda apiadarnos de la gente que tiene que viajar cuatro veces por día con la pérdida del poder adquisitivo que tienen los salarios”, dijo.
La vecinalista exigió una revisión del incremento otorgado y recordó que “las empresas prometieron mucho y no cumplieron con nada con el último aumento en 2010”. “Ahora va a ser igual. No hay cambios y el servicio sigue siendo un desastre”, vaticinó.
Nuevos precios
El cuadro tarifario para el transporte de pasajeros que rige desde el domingo es el siguiente:
Estudiantes terciarios y
universitarios, 90 centavos;
El obrero, de $1,50 pasó a $2;
El general, de $2 a $2,75;
El a bordo, de $2,20 a $3;
El combinado, de $3 a $3,50.
No hubo actualización para los pasajes de los estudiantes primarios y secundarios y para jubilados.
Fuente: El Diario