Continuidad con el presidente demócrata Barack Obama o cambio conservador con el republicano Mitt Romney: esas son las dos alternativas que tienen más de 200 millones de estadounidenses llamados a las urnas, 31 millones de los cuales ya sufragaron anticipadamente.
Obama, de 51 años, volvería a hacer historia si fuera reelecto, tras convertirse en 2008 en el primer presidente negro del país, y podría lograrlo el mismo día en que se cumple 152 años de la elección de uno de sus ídolos, Abraham Lincoln (1861-1865).
Romney, de 65 años, ex gobernador de Massachussets, intenta por su parte interrumpir un segundo mandato demócrata con una agenda ambiciosa, centrada en los recortes generalizados de impuestos y del gasto público, como hizo Ronald Reagan en su día (1980-1988).
El suspenso arrancó este martes en el caserío de diez electores de Dixville Notch (New Hampshire) a las 00H00 (05H00 GMT), donde ambos candidatos recibieron cinco votos cada uno en un inédito empate. La jornada continuará hasta el cierre de los colegios electorales en la Costa Oeste, casi 24 horas después.
Romney y Obama recorrieron frenéticamente el puñado de estados que pueden dirimir esta elección presidencial en los últimos días, pero las actividades de uno y otro este martes dan un indicio de la complejidad de esta reñida carrera electoral.
Romney acudirá a dos de esos estados, Ohio y Pensilvania, para hacer campaña hasta el último minuto, antes de regresar a Boston para votar. Obama, en tanto, se dedicará a jugar a baloncesto y a descansar en Chicago, donde ya votó anticipadamente la semana pasada, para luego esperar los resultados.
El demócrata y el republicano están prácticamente empatados en el voto popular, según los sondeos, que dan a ambos en torno al 48-49%. El número de indecisos ha disminuido, y el número de votantes anticipados, cerca del 30% de inscritos, ha batido récords, lo que da una idea del creciente apasionamiento que provocan estos comicios, en plena y frágil recuperación económica.
Pero la elección presidencial estadounidense se dirime históricamente de forma indirecta, con un Colegio Electoral de 538 miembros, divididos entre los 50 estados de la Unión en función de su peso demográfico.
El candidato ganador necesita una mayoría de 270 grandes electores, y Obama cuenta con una ligera ventaja de entrada, con 201 votos ya ganados en 18 Estados a priori sólidamente demócratas. Romney tiene un camino más arduo, con 191 electores de 24 estados garantizados, que votan republicano desde hace décadas, lo que explica su campaña hasta el último minuto.
Obama, que se llevó los once estados más indecisos en 2008, cuenta con una ligera ventaja en buena parte de ellos según los sondeos, en particular en Iowa (6 electores), Pensilvania (20), Michigan (16) o Wisconsin (10). Ohio, con 18 electores, es el que puede inclinar la balanza.
Romney cuenta con esperanzas en Florida, con 29 electores, Virginia con 13, y se ha batido denodadamente en el resto hasta el final.
Los hispanos, que votaron en números récord en las elecciones de 2008, dos tercios en favor de Obama, pueden tener un papel decisivo en los estados como Colorado o Nevada donde son una minoría electoral apreciable.
Los estadounidenses renuevan también este martes a su Cámara de Representantes (435 escaños) y un tercio (33) de su Senado. La primera está dominada por los republicanos, la Cámara Alta por los demócratas, y los sondeos indican que esa configuración podría quedarse sustancialmente igual, con pocas variaciones.
Puerto Rico elige también si quiere ser un nuevo estado de la Unión, y en juego hay también 13 gobernaciones e innumerables referéndums.
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Fuente: Infobae