Desde que se sancionó la ley de economía social a mediados del año pasado, se han abierto 45 centros de economía social promovidos por Desarrollo Social. Estos puntos están distribuidos por toda la geografía provincial, a fin de cubrir las necesidades de financiamiento de la economía social. Semanalmente, se suman más centros, para afianzar el autoempleo y potenciar el poder de consumo de los emprendedores.
Otro elemento que confluye en esta política, lanzada y fomentada desde 2003 a nivel nacional y en la cual Entre Ríos ha cobrado un lugar destacado en los últimos años, es la ampliación de la oferta de microcréditos que se canalizan a través de los bancos populares de la buena fe, o “banquitos”, como se los denomina habitualmente.
El monto que los CES y los “banquitos” volcaron al mercado local llegó a 5.890.435 pesos. A esta suma contribuyeron en partes iguales tanto los fondos provinciales que se movilizan a través de los centros como los recursos que tienen a disposición los bancos de la buena fe.
Esta cifra, que se destinó en un 50 or ciento a nuevos emprendimientos y otro tanto a consolidar proyectos en ejecución, permitió crear unos 1.800 nuevos puestos de trabajo en la provincia, dado que el cálculo es que se generan 1,3 empleos por emprendimiento.
La herramienta
El microcrédito es una herramienta del Ministerio de Desarrollo Social que brinda, a través de la Dirección de Financiamiento y Acceso al Crédito para la Economía Social, la oportunidad de financiar un emprendimiento ya comenzado o a iniciarse. Los emprendedores tienen que juntarse en grupos de 4 o 5 personas, aún siendo de diferentes barrios o desarrollando distintas actividades, para tener la posibilidad de acceder al crédito. A través de la mancomunión de los integrantes del grupo se busca potenciar los lazos comunes y la confianza mutua, estableciendo una garantía solidaria con la cual el mismo conjunto de personas se constituye en fiador del dinero.
El instrumento del microcrédito pretende, a su vez, generar valores como la responsabilidad al mismo tiempo que potenciar las capacidades de personas para que, a través de distintos emprendimientos (en los que el estado financia insumos y herramientas de trabajo), puedan construir un camino de dignidad y crecimiento por medio del esfuerzo.
Los emprendedores en el proceso del microcrédito son acompañados por promotores sociales que los asesoran, los contienen y les brindan apoyo técnico a la hora de completar las carpetas de los proyectos para acceder al préstamo. Los promotores son personas idóneas, capacitadas para dar respuesta a los requerimientos de los emprendedores y guiarlos en el camino.
Estos créditos son estrategias financieras para que los emprendedores, imposibilitados de acceder a la banca tradicional, tengan una fuente de financiamiento que contemple las particularidades de las actividades que desarrollan y su contexto socio-económico.
El Ministerio de Desarrollo Social de Entre Ríos se propone, a través del otorgamiento de créditos, aportar al desarrollo de emprendimientos productivos, de servicio o de comercialización, como forma de fortalecer el autoempleo y a la generación de ingresos dignos para los emprendedores y sus familias en el marco de la economía social.
Entre los muchos entrerrianos que recibieron microcréditos está Juan Fabre, de la localidad Puerto Yerúa (Concordia), quien señaló que este crédito “da la posibilidad de poder concretar nuestros microemprendimientos, en mi caso la plantación de sandía”. Además, remarcó que el este tipo de apoyo a la economía social “está bueno porque incentiva a la gente de menos recursos a poder hacer algo, proyectar, tener un ingreso”.
Otra persona que recibió un aporte, en este caso para continuar con su emprendimiento textil, es Victoria Ríos de Concordia, quien manifestó: «estoy muy contenta que me hayan dado esta oportunidad porque me permite seguir creciendo, salir adelante y es una ayuda para mi familia».