En primer término llegó el rechazo del Senado, que mediante un proyecto de declaración decidió “rechazar la votación realizada por los isleños” por considerarlos pobladores que los británicos «implantaron en las Islas Malvinas”.
La Declaración dice que el referendo “tergiversa la verdadera situación jurídica” del archipiélago y recuerda que los antecedentes en las Naciones Unidas establecen que se “excluye cualquier principio de autodeterminación” en las islas.
Con el mismo espíritu, aunque con diferentes matices, la resolución aprobada por los Diputados expresa “el más enérgico rechazo a la votación por tratarse de una acción unilateral e ilegítima contraria a lo establecido por las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas, sin consecuencias jurídicas internacionales”.
En un segundo párrafo ratifica “la posición expresada por el Congreso Nacional en la Declaración de Ushuaia respecto del rechazo de la acción colonialista británica en las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”.
Entre los discursos en el Senado se destacó el del presidente de la comisión de Relaciones Exteriores, Daniel Filmus (FpV), quien remarcó que la votación fue “un ejercicio de autosatisfacción” y citó una columna del diario británico The Guardian en la que se señala que “lo único nuevo que se sabe es que hay tres (habitantes de las islas) que no están de acuerdo” con la soberanía inglesa.
“El argumento de la guerra del `82 no puede ser utilizado para negarse a negociar con la Argentina”, sostuvo el senador, para luego advertir que Gran Bretaña proyecta su ocupación de Malvinas “sobre la Antártica” lo que constituye “una agresión a toda la región”.
El socialista Rubén Giustiniani se preguntó “cuántas resoluciones más necesita el gobierno de (el primer ministro inglés, David) Cameron para sentarse a negociar con la Argentina”.
“Es gravísimo desde el derecho internacional. No se discute y se usa solo la fuerza”, remarcó.
Tres horas después, en la cámara baja el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores, Guillermo Carmona (FpV) enfatizó que la de Inglaterra “es una actitud provocativa que tiene que ver con un contexto, y es que en el último año hubo apoyos a la posición argentina pon parte de los países de América del Sur y del Caribe, del los africanos y del G7”.
“La acción llevada adelante por gobierno británico tiene un carácter claramente absurdo, en tanto y en cuanto se pregunta a los ciudadanos de ese país si quieren seguir siendo parte del territorio de ultramar ubicado en Atlántico Sur”, agregó.
Desde el radicalismo, Ricardo Alfonsín calificó a la de Malvinas como “una población implantada” que por su condición de “súbditos no pueden decidir” sobre la consulta realizada, por lo que remarcó que “el referéndum no tiene ningún valor jurídico ni moral”.
Por el bloque Peronista Federal, Alfredo Atanasoff, dio el “total respaldo al proyecto y el rechazo a lo que consideramos una falsa elección, porque los argentinos consideramos que no hubo ningún referéndum, y que, en cambio, hubo un mamarracho irrelevante en el marco de la política internacional”.
Por el Frente Amplio Progresista, Juan Carlos Zabalza, fundamentó el rechazo a la votación por entender que «en el contexto de este mundo que se democratiza, Gran Bretaña queda cada vez más aislada, sosteniendo enclaves coloniales como Malvinas”.
Fuente: Once