El entrerriano Mariano Werner mostró ayer una emoción particular por su cuarta victoria en el Turismo Carretera, sustentada en el recuerdo de su hermano Gabriel, quien falleció en 2007 y en el día de ayer hubiese cumplido 34 años.
«Desde algún lugar del cielo mi hermano me guió a esta victoria», dijo el paranaense, que hoy se impuso con Ford en el trazado Eusebio Marcilla de Junín y se adjudicó la tercera carrera del calendario anual de la máxima categoría automovilística.
«El me inculcó todo en el automovilismo. Todo lo que aprendí se lo debo a él. Me preparaba los karting cuando yo daba mis primeros pasos», recordó, compungido, el piloto entrerriano, de 24 años.
Gabriel, el hermano mayor de Mariano, se desempeñaba como director de equipo cuando el ganador de hoy se alistaba en la Fórmula Renault. Mientras trabajaba en la gomería del autódromo Oscar Cabalén, un neumático estalló, la llanta se desprendió y golpeó en la cabeza a Gabriel, que falleció cuando fue trasladado a un hospital zonal (noviembre de 2007).
Con relación a la victoria alcanzada hoy, Werner cree que su «profunda convicción religiosa» lo ayudó a llegar primero que todos a la bandera a cuadros. Y el paranaense también guardó un párrafo especial para el Papa Francisco, ese cardenal Jorge Bergoglio, a quien conoció «impensadamente» el año pasado, cuando los pilotos del Super TC 2000 visitaron la Catedral de Buenos Aires, en la previa del Gran Premio callejero que se desarrolló en la ciudad.
«Cuando lo conocí me impactó su sencillez. Nos bendijo a todos nosotros, a nuestros automóviles. Fue emocionante cuando salpicó con agua. Y me trajo suerte porque pude ganar», dijo Werner, en referencia al éxito alcanzado con el Toyota.
«El día que fue nombrado Papa (miércoles 13) sentí un escalofrío especial. Nunca le olvidaré», sostuvo el paranaense, que hoy lució un rosario colgado de su cuello.
«Tendré que agradecerle a la Virgen por el triunfo de hoy», se jactó Werner, que es el puntero del torneo del TC, con 106 unidades.
Fuente: Uno