La prestación del servicio de transporte de pasajeros entre Paraná y Santa Fe volvió a ser “normal”: desde ayer las unidades viajaron con pasajeros sentados, pero también con gente parada.
El 10 del actual, la delegación Entre Ríos de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) emitió la circular Nº 12/13 en la que ordenó, en base a “directivas impartidas por la superioridad”, que la “prestación de los servicios se deberá realizar con la totalidad de los pasajeros sentados”.
El organismo resolvió que de no observarse esa disposición, “el personal de fiscalización de la delegación procederá a paralizar el servicio hasta tanto se cumpla con la normativa vigente en la materia específica, labrándose el acta correspondiente”.
La decisión de la CNRT produjo en los hechos un caos: las dos empresas que cubren el trayecto entre Paraná y Santa Fe, Fluviales-Ersa y Etacer-Flechabus, acataron a pie juntillas la orden, y viajaban sólo con pasajeros en sus asientos; el resto, quienes no alcanzaban a las butacas disponibles, quedaba varado en las paradas y sin posibilidades de viajar, o con suerte haciendo interminables colas en la Terminal de ómnibus para subir a los coches que partían.
La medida se conoció el miércoles, se empezó a hacer efectiva el jueves, aunque para el sábado todo había quedado sin aplicación. De modo sorpresivo, la CNRT se echó atrás en la disposición que había tomado. Y dijo que el servicio que prestan las empresas Fluviales y Etacer es de carácter “urbano”, y por tanto tienen permitido transportar pasajeros parados.
En medio, había ocurrido la intervención del Gobierno de Entre Ríos; particularmente, del secretario de Transporte, Juan Carlos Chagas, quien el viernes convocó a las partes.
Sin ley. En realidad, hay un vacío legal respecto a una indicación sobre cuál es el tope máximo de pasajeros que se pueden transportar parados en las unidades afectadas al servicio.
Cuando la CNRT dictó aquella primera directiva, que prohibió pasajeros de pie en los coches de Fluviales y Etacer, se apoyó en la resolución Nº 14 del año 2010 de la Secretaría de Transporte de la Nación, que fija las condiciones de seguridad que deben tener las unidades de media distancia por autopista.
Entre otros aspectos, les veda transitar a una velocidad superior a los 100 kilómetros por hora; contar con una flota de reserva equivalente al 3% sobre el total de unidades puestas al servicio efectivo; que deberán contar con cinturones de seguridad; y asientos especiales para personas con discapacidad.
En tanto, el decreto Nº 1395, del año 1998, esgrimido por la CNRT para vedar el traslado de pasajeros parados, establece en su artículo 97º multas de entre 2.000 y 30.000 boletos mínimos (a un valor actual de $3 cada uno) a faltas como “la obstrucción o deficiente funcionamiento de las salidas de emergencia en los vehículos, la realización de operación de carga de combustible sin disponerse previamente las precauciones reglamentarias, el transporte de pasajeros que sobresalgan del perfil de la carrocería, el transporte de inflamables en vehículos con pasajeros, o cualquier otro acto u omisión o deficiencia técnica que atente contra la seguridad del servicio, de los usuarios o de los terceros no transportados”.
Mientras, el artículo 104º sanciona con multas de 2.000 a 10.000 boletos mínimos “el exceso del número máximo de pasajeros que soporta la capacidad de carga y las características técnicas y de diseño del vehículo o la utilización de vehículos con dimensiones no autorizadas”.
El gerente de la unidad de negocios Paraná-Santa Fe de la empresa Ersa –propietaria de Fluviales–, Roberto Albisu, aseguró que no hay ningún apartado legal que marque cuántos pasajeros parados puede transportar una unidad del servicio de pasajeros. “Lleva lo que la unidad permita”, consideró.
Sin comentarios. Ayer, en la delegación Entre Ríos de la CNRT prefirieron el silencio, y no hubo ninguna declaración respecto de la situación del servicio entre Paraná y Santa Fe.
El sábado, y después de la intervención de funcionarios de Entre Ríos ante la Nación, el organismo regulador dio marcha atrás con la prohibición de trasladar pasajeros parados.
La única información provino de Ersa Urbano, operadora de Fluviales, que resolvió aplicar desde ayer un nuevo cronograma de viajes, con un refuerzo de unidades que parte desde la Plaza Alberdi (más conocida como la Plaza del Bombero) hasta las unidades académicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) que funcionan en el barrio El Pozo, sin tocar ninguna de las dos terminales. Horas más tarde, igual medida tomó Etacer, con un refuerzo en cinco horarios con ingreso a la Ciudad Universitaria de la UNL.
Albisu sostiene que el servicio extra, más corto, vino a satisfacer la demanda de pasajeros que a diario se trasladan desde Paraná hasta Santa Fe, por estudio o trabajo. “Pusimos dos servicios más por hora. En total, entre las dos empresas, tenemos 226 frecuencias por día; 226 de ida, y 226 de vuelta”, indicó.
En total, dijo, “se agregaron 16 frecuencias a las que ya existían”.
–Hay quienes dicen que hay un problema con las aseguradoras, y por eso se dio lo de la prohibición de transportar pasajeros de pie. ¿Es así?
–Nada que ver. No sé de donde salió eso. En esto, hubo mucha gente que salió a hablar sin conocer nada, sin siquiera haber leído los decretos y resoluciones que regulan el sector.
De todos modos, Albisu sostuvo que el objetivo de la empresa Fluviales es, en el corto plazo, fijar un tope máximo por unidad de 65 pasajeros: 45 sentados, y 20 parados. Pero aclaró que se trata de una decisión empresaria, porque no hay legislación que lo regule.
Al margen
9.000 pasajeros viajan por día entre Paraná y Santa Fe.
226 frecuencias diarias entre ambas capitales.
5 minutos es la frecuencia entre un coche y otro.
45 es la cantidad de pasajeros que pueden viajar sentados.
16 frecuencias se agregaron a partir del conflicto.
5,70 pesos es el costo del boleto común.
4,80 pesos abonan los estudiantes que se redondea en $5 por falta de monedas.
Una convocatoria que no fue
El conflicto suscitado en el servicio de transporte de pasajeros entre Paraná y Santa Fe produjo un generalizado malestar entre los usuarios, que se reflejó en la popular red social Facebook.
A través de este medio se organizó una convocatoria para expresar las quejas y firmar un petitorio para presentar ante la CNRT. La cita era para ayer, a las 13, en la Terminal de Ómnibus de Paraná.
Pero a la hora señalada, apenas se congregó un puñado de chicas. Marianela Fernández, estudiante de Abogacía en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), se convirtió en vocera de este grupo que buscó así denunciar “las irregularidades, la falta de compromiso y de seriedad, además de pedirles (a la CNRT) que exijan a las empresas que brinden un buen servicio”, indicó. Pero a la vez surgieron otros planteos, como el pedido para que los coches ingresen hasta las unidades académicas que funcionan en El Pozo en horario nocturno, y evitar que los estudiantes deban esperar el colectivo parados en la ruta. “Queremos exigir un mejor servicio. He viajado en colectivos con 90 personas. Si hay un accidente, no te cubre el seguro. Es muy riesgoso. Gracias a Dios no ha pasado nada”, contó Fernández.
No se mostró conforme con el diagrama extra que ayer implementó Fluviales porque, dijo, se organizó con “horarios hechos al boleo, sin análisis, que no sirve. A la mañana, el coche llega a las 7.15 a El Pozo, y las clases empiezan a las 8. Pero además, en mi caso, no me sirve, porque yo voy al centro, y al centro esos coches no llegan”, comentó.
Fuente: El Diario.