Hace largo tiempo que la falta de apego a las normas del tránsito es cotidiana en Paraná. Son miles las transgresiones que se cometen a diario en la circulación de vehículos y peatones. Esta situación genera desde accidentes hasta conflictos entre los ciudadanos que comparten el mismo espacio público. La ausencia del casco, la omisión del cinturón de seguridad, la falta de respeto a las luces del semáforo, las detenciones sobre la senda peatonal, el estacionamiento en lugares indebidos, el cruce de peatones en momentos o lugares que no corresponden son algunas de las violaciones permanentes. No acatar las reglas básicas pone en peligro la integridad física de las personas y atenta contra una convivencia civilizada.
Sin dudas, una de las causas del problema es la falta de educación para una vida en común. La tarea para que se asuma la importancia de acordar y acatar un código que rija la conducta vial de los habitantes no es fácil y puede abordarse desde diferentes ángulos. Una de las posibles formas de empezar a revertir los vicios arraigados en el tránsito la han asumido los orientadores viales. Se trata de un grupo de jóvenes y adultos que desde el verano están llevando adelante tareas preventivas y de concientización.
Por estos días se ubican en las esquinas céntricas para hacer recomendaciones a los conductores y los peatones. Uno de los motivos de la elección de esos lugares es evitar las aglomeraciones en el horario de entrada y salida de las escuelas y lugares de trabajo.
Por ejemplo, los orientadores indican a quienes llevan o buscan a los alumnos de las escuelas Normal, Huerto o el instituto Gonzáles Pecotche una nueva modalidad en el estacionamiento. Esta variante permite aparcar en lugares restringidos durante 10 o 15 minutos mientras se resuelve el ingreso y el egreso de los colegiales. Con esto se intenta evitar las dobles filas y el embotellamiento.
Otra de sus funciones es invitar a los conductores de los vehículos a no estacionar sobre las sendas peatonales y a las personas de a pie a respetar los semáforos y los lugares permitidos para cruzar la calle.
Los orientadores también apelan al estímulo positivo, destacan a aquellos que respetan las normas sin que haya necesidad de que se los controle. Festejar las buenas actitudes tiene el propósito de que quienes no respetan las normas observen a aquellos que sí lo hacen.
No es su tarea aplicar sanciones. De eso se ocupan los inspectores de tránsito que los acompañan. Ambos trabajan en coordinación en vistas al respeto y el control de las normas.
Giuliana, una de las guías, dijo que las faltas más comunes son los estacionamientos en lugares no permitidos, las detenciones sobre las cebras exclusivas para peatones y conversaciones por teléfono mientras se conduce, entre otras.
Reacciones. Si bien los orientadores no siempre reciben una respuesta amistosa o un gesto afable cuando realizan su tarea de advertencia, el coordinador del grupo, Gonzalo Leiva, considera que están teniendo muy buenos resultados.
De todos modos, el trabajo realizado desde principios de año será evaluado por los funcionarios de Tránsito y Planificación municipal para determinar si amerita continuar con esta política, modificar las acciones o abortar la idea.
El trabajo de los 20 orientadores se divide en turno mañana de 7.15 a 12.15 y en turno tarde de 12.15 a 17.15 durante cinco días a la semana. Su presencia se puede ver en calle Corrientes desde Andrés Pazos hasta Rosario del Tala, y en Urquiza desde Monte Caseros hasta Belgrano.
Leiva dijo a EL DIARIO que esta experiencia “se trata de un nuevo proyecto que se buscará extender hacia otros puntos de la ciudad”. En este mismo marco, la intención también es realizar charlas en las escuelas sobre educación vial.
Para el responsable de los orientadores es necesario “un cambio cultural y en las costumbres” para que se respeten las normativas. Para esto, dijo que “es necesario que se tome conciencia”.
Previa. Durante el verano, estos guías se ubicaron en la Costanera y en Alameda de la Federación con carteles y folletos informativos sobre las normas y los buenos hábitos en el tránsito. En esas jornadas, un mimo de manera amena “celebraba” con sus gestos a quienes circulaban de acuerdo a las reglas o “sancionaba” a quienes no las respetaban.
A su vez, trabajaron en las esquinas de la peatonal señalando la buena conducta que deben seguir peatones de acuerdo a los semáforos y conductores de acuerdo a las distintas leyes de tránsito.
Aspiraciones. Los orientadores accedieron a la capacitación y a la práctica a través de la oficina Municipal de Empleo (Villaguay 62). Desde este ámbito se gestionó un programa nacional a través del cual pudieron empezar a formarse y a realizar tareas en la calle para mejorar la circulación.
Estos trabajadores perciben una ayuda económica que paga el Estado nacional durante ocho meses. Ese plazo está pronto a finalizar. La esperanza de los orientadores es poder continuar realizando su tarea a partir de su incorporación al municipio. “A eso aspiramos porque muchos queremos ser inspectores. Además, son los agentes los que nos llaman porque necesitan de nuestra colaboración”, dijo una de las orientadoras, Nadina Sosa.
La capacitación a los orientadores estuvo a cargo de un equipo del Cuerpo Único de Inspectores municipal. La formación duró tres meses y consistió en conocer las normas y las leyes de tránsito. Además, hubo una evaluación que permitió conocer el grado del aprendizaje.
Fuente: El Diario.