A una semana de un hecho que todavía genera comentarios e indignación, como fue el maltrato a una yegua mal alimentada y enferma, que estaba siendo utilizada para tirar de un carro, hasta que cayó exhausta en zona del Balneario Thompson, un nuevo episodio motivó ayer llamados de vecinos a la redacción de EL DIARIO.
Fue entre la tarde y la noche del sábado, cuando habitantes de calle Zubiría y Río Negro, alertaron que una yegua preñada estaba con serios problemas para parir y que ningún especialista se había acercado al lugar donde se había echado el animal, debajo del arco de una canchita de fútbol, al norte del Club Universitario.
“El animal estuvo sufriendo todo el día, recién a la noche vino gente de la Policía y los Bomberos Voluntarios, y le pusieron un toldito para resguardarla de la llovizna. Se necesitaba que viniera un veterinario, pero quien decía que era el dueño del animal parece que no contaba con dinero para pagar un profesional y entonces esperaban que llegara alguien de la Municipalidad o de la Policía. Recién a la medianoche le pudieron sacar el potrillito, pero cuando lo sacaron ya estaba muerto”, dijo una de las vecinas que llamó a EL DIARIO, que junto a otros habitantes del barrio siguieron las instancias del suceso.
“No puede ser que pasen estas cosas y se tenga que ver sufrir de esta manera a un animal. Hoy estamos escuchando que se habla de normalizar las motos, que van a cobrar multas más caras y que se tiene que optimizar el tránsito; y por otro lado parece que nos atrasamos un siglo y tenemos problemas con caballos y carros y cuando pasa algo con estos animalitos que usan para cirujear, nadie tiene desde los organismos del Estado, la celeridad o los mecanismos para atenderlos o los controles que debería haber en las calles”, se quejó la misma vecina.
Finalmente expresó: “Quédese tranquilo que a la yegua, apenas pudieron, la levantaron a la fuerza y se la llevaron y seguro que ya la tienen atada a un carro que nadie va a controlar”.
COMUNICACIÓN POLICIAL. En comunicación con la Comisaría 4ª, que corresponde a la jurisdicción de este nuevo episodio, esta Hoja recibió como respuesta: “Tomamos intervención por llamados de los vecinos, pero no se dejó constancia de nadie que acreditara ser el propietario del animal”, respondió telefónicamente un suboficial que hizo de intermediario entre el cronista y el jefe de la dependencia. Respecto a si se había iniciado algún tipo de actuación, se indicó que solo se asentó el hecho, desconociéndose a nivel oficial, cuál fue la suerte posterior del animal.
LOS BOMBEROS. Un papel preponderante jugaron en este episodio los Bomberos Voluntarios de Paraná.
Carlos Almada, el jefe del Cuerpo Activo de Voluntarios, ante la consulta de esta Hoja comentó: “Nos llamaron aproximadamente a las 14.30 porque el dueño de una yegua que estaba por parir, estaba desesperado porque no podía pagar un veterinario y nadie iba a ayudarlo. Dijo que ya había llamado a la Policía y que el animal estaba sufriendo mucho”. “Cuando llegamos, la yegua tenía colgando una bolsa con sangre y el potrillito estaba muy cruzado, como que no estaba ubicado para salir”, señaló. “Entonces llamamos nosotros al 911, ya con desesperación, fue aproximadamente a las 23 del sábado y sentimos impotencia, porque nos contestaron que sin una orden de arriba ellos no podían enviar al veterinario de la Policía”, expresó Almada.
“Empezamos a llamar a otros veterinarios y nadie podía ir. Hablamos con uno que estaba en el campo y nos daba algunas indicaciones de cómo intentar mover al animalito, pero no tuvimos resultado. Esa yegua sufrió hasta después de la medianoche sin asistencia profesional”, lamentó.
El voluntario remarcó que “el dueño de la yegua fue el primero que llamó a la Comisaría 4ª temprano, a la tarde”.
ATENCIÓN VETERINARIA. Ya en horas de la medianoche, el veterinario de la Policía Montada, Federico González, se entera de lo que estaba sucediendo, por uno de los tantos llamados que se realizaban en una búsqueda de solución al problema, pero no por conexión interna con las otras dependencias policiales mencionadas.
“Yo realmente no sé qué pudo haber ocurrido con el 911. Es cierto que muchas veces estamos saturados de trabajo y hay gente que por no llamar a algún veterinario particular nos llama a nosotros, pero tratándose de una urgencia o de problemas límites o de sospechas de maltrato animal, es nuestra obligación acudir. Pedí la debida autorización y salí corriendo al lugar y me encontré con lo que se denomina un parto distócico, o sea con problemas. Debí realizar maniobras para meter de vuelta lo poco que asomaba del potrillo y reubicarlo para poder sacarlo, pero ya estaba sin vida. A esa instancia ya corría riesgo la yegua, después de tantas horas”, relató el veterinario.
Respecto al estado del animal, González comentó que, “se notaba que la yegua estaba algo hambreada, también débil por todo el esfuerzo. Además toda la gente con buena voluntad, pero inexperta que intentó manipular al potrillo, nos dejó en una situación límite”, expresó.
HACE UNA SEMANA. Lo cierto es que si bien existe una Ley de Protección Animal, las cuestiones de responsabilidades tanto particulares como institucionales, parecen seguir siendo desconocidas por los entes de aplicación.
Lo ocurrido el sábado reavivó en la memoria lo informado por esta Hoja hace una semana en el Balneario Thompson, donde quien se arrogó la propiedad de una yegua maltratada, estuvo haciendo demostraciones de malestar y enojo, e incluso con amenazas a testigos del hecho, considerando que se estaban entrometiendo en su vida, no fue imputado. Ni siquiera la crítica que se realizó a través de los medios de comunicación provocó que desde la Comisaría 8ª se intentara revertir la situación y se encausara al maltratador.