Una vecina de la ciudad de Paraná denunció este lunes ante las cámaras de Elonce TV que el fin de semana, cuando fue a almorzar al patio de comidas Mas Rico del hipermercado Wal Mart, encontró una cucaracha en el budín de pan.
Al respecto, el director de Bromatología de la provincia, Pablo Basso, indicó que se enteré de lo sucedido a raíz de la exposición pública de la mujer y exhortó a todas aquellas personas que pasen por una situación similar a realizar la denuncia «formalmente y con todos los detalles del caso para poder actuar en consecuencia».
No obstante, aclaró que el área a su cargo «de oficio» está realizando «las auditorías correspondientes tanto en el local comercial donde se encontró la cucaracha, como en su sede central que está en otro lugar».
«Estamos viendo qué pasa con los procesos donde se elabora ese alimento para que haya pasado este tipo de cosas, que no solamente son desagradables sino también muy riesgosas. Creo que nadie tiene la intención de hacerlo a propósito, y lo ideal sería que el consumidor nos avise cuando pasen estas cosas y el productor nos abra las puertas para controlarlos y ayudarlos en el proceso de elaboración de comidas», manifestó el funcionario.
Consultado sobre la frecuencia con la que se realizan los debidos controles bromatológicos a los comercios dedicados al rubro, Basso señaló que «en todos los establecimientos elaboradores de la provincia tenemos auditorías y una por año es obligatoria. En el caso de los que no son elaboradores de alimentos envasados, como restaurantes, hoteles y servicios de catering, los controles podrían ser más frecuentes, sobre todo si tenemos antecedentes de denuncias».
Por otra parte, Basso manifestó que en las auditorías a aquellos locales de «comida al paso», «tiene mucho que ver la Bromatología local y por eso nos ponemos de acuerdo para hacer controles conjuntos o hacer seguimientos».
Respecto a las multas que podrían caberle a los comercios donde se registren y constaten situaciones irregulares, Basso explicó que «el nivel punitivo que utilizamos en el Instituto no es la actividad más importante que desarrollamos. La multa es un casi un castigo después de haber pasado por otras etapas, como acompañamiento, capacitación, tratamos de estar con ellos en toda la cadena de producción para sobrellevar cualquier problema que se pueda presentar. Pero si detectamos que hay mala fe o que una recomendación no se llevó a cabo por desgano, llegamos al punto de aplicar multas; pero no nos enfocamos en la sanción como algo prioritario del instituto».
Finalmente dio cuenta que se llega al punto de clausura, «si detectamos en las auditorías que el inconveniente que se produjo no es fortuito sino porque el sistema de higiene está mal encarado, o el proceso de elaboración tiene problemas serios, hay que hacer una clausura provisoria. Muchas veces les recomendamos a la misma empresa que lo haga para evitar poner la faja». Elonce.com