Es que durante la noche de este domingo la Luna entró dentro del enorme cono de sombra de la Tierra, pero, lejos de desaparecer, quedará bañada por un «etéreo color rojizo-anaranjado», según indicaron desde el Planetario de Buenos Aires.
Se trata de lo que suele llamarse «Súper Luna», dado que nuestro satélite estará en su perigeo, el punto de su órbita más cercano a la Tierra, a «sólo» 357 mil kilómetros de distancia.
Por eso, se la ve un poco más grande (un 13-14%) y brillante de lo habitual, como un condimento especial para lo más importante, que ocurrirá poco antes de la medianoche.
Según indicaron desde el Planetario, a las 21.11, la Luna ingresó en la penumbra, es decir, la parte externa de la sombra terrestre, en lo que será, en la práctica, el comienzo del eclipse.
Sin embargo, no se notó prácticamente nada hasta un rato más tarde. El verdadero show comenzó a las 22.07, cuando ubicada a casi 40º de altura sobre el horizonte del noreste, la Luna ingresará en la «umbra», la parte central del cono de sombra terrestre.
En tanto, a las 23.11, la Luna (ya ubicada a casi 50º sobre el horizonte noreste) quedó completamente sumergida en la umbra terrestre: fue el inicio de la «totalidad» del eclipse. Alcanzó su fase central y más espectacular a las 23.47.
Final del eclipse
En esta oportunidad, la «totalidad» del eclipse lunar fue especialmente larga: duró 1 hora y 12 minutos, finalizando ya pasada la medianoche, a la 00:23 del lunes 28.
En ese momento, vista desde Buenos Aires y alrededores, aún está a 53º de altura sobre el horizonte del norte.
Luego, la Luna salió de la «umbra» a la 1.27 de la madrugada del lunes. Fue el final del verdadero eclipse.
De punta a punta, la parte más interesante del fenómeno duró más de 3 horas.