River Plate comenzó con paso firme la defensa del título de la Copa Libertadores al vencer con mucha autoridad al local Trujillanos, de Venezuela, por 4 a 0, con una formación alternativa que hizo pie en un campo de juego irregular del estadio José Alberto Pérez, de la localidad de Valera, denominado «El Cementerio de los Grandes».
Sin embargo River salió «vivito y coleando» de un escenario que además contó con una alta temperatura ambiente que a la hora del juego alcanzaba los 32 grados.
Le llevó todo el primer tiempo a River acomodarse al partido, tratando de mantener la pelota en su poder para no desgastarse y dejando que el esfuerzo lo hiciera su entusiasta rival.
Ese planteo fue de singular éxito para el técnico Marcelo Gallardo, que reservó las energías de sus dirigidos para el «rush» de esos 45 minutos finales en los que iba a liquidar el pleito en poco más de 20 minutos.
Y el que entendió con claridad meridiana lo que había que hacer dentro de la cancha fue el entrenadorGallardo que tiene este equipo riverplatense: Leonardo Pisculichi.