En un lunes marcado por el dolor y la congoja producida por la muerte de un jugador en el propio campo de juego, la población de Villa Elisa, se volcó masivamente al Polideportivo de esa ciudad para darle el adiós a Micael Favre, en ese mismo lugar.

No todos pudieron ingresar, puesto que solo hubo tres horas de velatorio, y fue tanta la cantidad de asistentes, que antes de los cinco de la tarde, no se permitió ingresar a más gente por razones de seguridad. Una multitud quedo afuera del edificio.
«Todos querían ver su rostro por última vez, a quien ayer (por el domingo) observaron hacer la gambeta final, para luego quedar tendido cara al cielo en el césped que sembrara su propio padre y despedirse como gran futbolista que era; jugando en su propio San Jorge», dice el sitio Villa Elisa al Día.

Favre tenía 24 años y era padre de una niña tres años y un varón de uno. Su padre Oscar fue jugador de fútbol y actualmente, es el vicepresidente del club entrerriano.