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Lanús aplastó a San Lorenzo y es el nuevo campeón del fútbol argentino

Lanús consiguió su segundo título local de la manera soñada: ganando, goleando y gustando. El equipo dirigido por Jorge Almirón se impuso con contundencia por 4-0 a San Lorenzo en la final del Torneo de Transición que se disputó en el estadio Monumental y se consagró campeón.

Desde el primer minuto de juego Lanús dejó en claro lo que quería. Por eso, a los 90 segundos ya había dejado cara a cara a su goleador José Sand contra el arquero Sebastián Torrico, que logró rechazar el remate al córner. Ese minuto inicial también vislumbró quien sería la figura destacada del partido. Por habilidad, atrevimiento y verticalidad, el paraguayo Miguel Almirón fue incontenible para el medio y la defensa de los de Boedo.

Lanús volvió a llevar peligro al arco rival a los 6 minutos, luego de un cabezazo de Gustavo Gómez que desvió Matías Caruzzo en el área chica cuando la pelota llevaba destino de gol.

Ese primer cuarto de hora fue un vendaval del ganador de la zona 2 que con su presión y precisión, armas habituales en sus partidos y que lo clasificaron al duelo definitorio con dos fechas de anticipación, arrinconó a un San Lorenzo desorientado que no podía hacer pie y extrañó en demasía a Néstor Ortigoza, el organizador del medio campo.

Separado en todas sus líneas, Ezequiel Cerutti no pudo hacer valer su velocidad y habilidad por los costados, y los dirigidos por Pablo Guede se sostenían con la intensidad de un Julio Buffarini que corría sin demasiadas soluciones al sector izquierdo de Lanús, comandado, en gran medida por Almirón.

Fernando Belluschi tuvo que preocuparse más por las subidas de Maximiliano Velázquez que por atacar y así, San Lorenzo nunca pudo hacerse de la pelota. Por eso, a los 17 minutos, otro desborde terminó en córner y, con una jugada preparada, Junior Benítez, reemplazante de Pablo Mouche en el once titular, abrió el marcador con un anticipo perfecto sobre Juan Mercier.

Con la ventaja, Lanús no cambió el repertorio y siguió atacando. Esta vez comenzó a utilizar más el andarivel derecho y estuvo cerca de ampliar la diferencia cuando Almirón rompió el mediocampo, le ganó la espalda a Mercier y habilitó a Benítez que remató cruzado y la pelota pasó a centímetros del palo derecho.

Sesenta segundos más tarde, en otra jugada colectiva perfecta, esta vez comandada por Román Martínez, quien abrió a la derecha para Benítez que mandó un centro rasante que dejó sólo a Lautaro Acosta en el punto de penal, pero el remate del delantero se fue desviado.

A la media hora del encuentro llegó la primera jugada de San Lorenzo. En una de las pocas en las queBelluschi pudo filtrarse, abrió la pelota hacia la derecha y Cerutti remató desde adentró del área un potente remate que exigió a Fernando Monetti. Luego de esa acción, el partido se emparejó, pero sin llegada de peligro para los arcos.

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En la segunda mitad, Guede intentó más tenencia y remate de larga distancia con el ingreso de Pablo Barrientos en lugar de Franco Mussis. Sin embargo la ecuación no cambió y a los 14 minutos, Lanúsempezó a liquidar la final y armar su propia fiesta. En un saque de arco, Monetti abrió hacia la izquierda para el capitán Velázquez, de gran partido, y éste, con un pase en diagonal desde la mitad de cancha, dejó de cara al arco a Almirón, que otra vez ganó la espalda del mediocampo azulgrana, ante la marca deMarcos Angeleri, remató desde afuera del área, un tiro preciso que se coló junto al palo derecho del arco defendido por Torrico.

Con la diferencia de dos goles, Lanús ganó en tranquilidad, agrandó su dominio y armó su noche soñada. Al ritmo que querían los dirigidos por Almirón, el partido siguió en la monotonía del primer tiempo.

Pero la noche jamás hubiese sido perfecta si no aparecía el gol de José Sand, goleador, ídolo y figura de este equipo. Si bien marcó el tercero en posición adelantada luego de otra gran jugada de equipo en la que participaron Almirón y el lateral derecho José Luis Gómez, el futbolista de 35 años marcó su décimocuarto tanto llegando por el segundo palo para «corregir» el centro del defensor.

Ya era todo fiesta de Lanús, que tuvo la frutilla del postre en el gol de otro amado de la casa, Acosta, que siguió presionando como toda la tarde y generó la duda y el error de Angeleri a dos minutos del final. El «Laucha» quedó mano a mano con Torrico y no perdonó.

Lanús tuvo, así, su partido perfecto, con diferencia holgada en el juego y en el marcador, festejó en grande su segundo título y cerró un semestre que lo tuvo como claro mejor equipo. Había que coronarlo, había que plasmarlo en el resultado de la gran final y no falló. Al campeón no le pesó la historia de su rival, lo aplastó con fútbol y goles y convirtió una tarde fría y gris en una jornada tan memorable como inolvidable.