
La imagen que se llevó la Policía de San Luis fue inimaginable, inhumana. El menor, de 7 años, estaba en una habitación a oscuras, atado de pies y manos con una cadena para perros. Sus llantos y desesperados pedidos de auxilio fueron lo que alertaron a un vecino de 14 años. Inmediatamente llamó a la Policía que, a los pocos minutos, llegó a la vivienda de la calle Belgrano al 1600.
De acuerdo a los testimonios de los vecinos, no era la primera vez que los padres dejaban encerrado durante horas al menor sin agua ni comida. Esta vez, habían ido a un trueque y por ese motivo volvieron a someter a un maltrato inhumano a su hijo, amordazándolo y encadenándolo a una silla para que no se moviera.
Según reveló la Policía de San Luis, el menor logró quitarse la cinta de la boca y comenzó a gritar. Un adolescente que vive al lado escuchó los llantos y llamó a la comisaría. Cuando llegaron al lugar, el nene estaba a oscuras, inmovilizado y en estado de shock. Además, presentaba varias cicatrices en su cabeza producto de maltrato físico.
«Él logró sacarse la mordaza de la boca y ser escuchado. El inmueble cuenta con un pasillo con cinco departamentos, a cuatro cuadras de la plaza central Pringles», informó la Policía puntana.
Por su parte, el adolescente que lo salvó describió: «Estaba solo, encerrado. Había logrado sacarse la cinta transparente con la que le habían tapado la boca y la tenía colgada en el cuello. Con el mismo tipo de cinta le habían atado las manos, hacia adelante. Y tenía una cadena a la altura de las rodillas que le sujetaba las piernas».