A las 14,40 sonó el timbre para el recreo.
A esa hora, los 250 nenes de la Escuela Primaria Nº 3 Bernardino Rivadavia habían salido este viernes a la siesta al patio: era la hora del recreo.
No todos estaban afuera. Un nene se demoró en la planta alta, y mientras buscaba la escalera para salir al patio, notó que desde el salón de música salía humo. Mucho humo. Y avisó a una docente.
La docente, algo incrédula, pensó que podría tratarse de un hecho fantasioso, pero por las dudas acudió a Luis, el ordenanza.
Luis subió las escaleras de mármol y llegó hasta el salón de música.
El salón de música es un salón amplio, luminoso.
En realidad, era.
Las llamas lo destruyeron por completo.
Cuando Luis abrió la puerta –debió desatar el alambre con la que se ata, porque cerradura no tiene—cayó en la cuenta de lo que habían hecho las llamas: habían consumido casi todo.
Bajó, avisó a la directora Alicia Borghello, y lo primero que se hizo fue evacuar a los chicos, y después avisar a Bomberos.
Daños. A la Escuela Rivadavia llegaron tres dotaciones de bomberos que, al cabo de un paro de horas, consiguieron sofocar el incendio.
Alicia Caviglia, docente de la escuela, mostró lo que todos los maestros: tristeza, y mucha bronca.
La Escuela Rivadavia hizo frente al incendio sin ningún matafuego. La escuela no tiene matafuego, tiene un edificio enclenque y un reclamo voraz: “Hace once años que venimos pidiendo que nos arreglen el edificio. Ahora nos dicen que ya está el trámite, pero que falta una firma”, contó la directora.
En realidad, una primera obra ya estaba concluida: la instalación eléctrica. Pero resta la infraestructura completa, y arreglar lo más urgente, los techos.
La obra está adjudicada a la empresa Cemyc, y está a tiro de que se empiecen los trabajos, aunque con el incendio que se desató este viernes habrá que replantear los números, los costos y los trabajos a realizar.
“Actuamos con toda la celeridad posible por los chicos y los docentes. Evacuamos rápidamente el edificio, y pusimos a los chicos en la vereda de calle Tucumán, para que no vieran las llamas, el humo ni los vidrios que estallaban. Fue muy traumático todo –relató Caviglia–. El incendio empieza en el salón de música, en la parte del escenario, donde todo es madera. Instantáneamente estallaron los vidrios. Se cae el techo del comedor que está abajo. Y corre peligro también la biblioteca”.
Roberto Borre, jefe de Bomberos Zapadores, dijo que en el lugar trabajaron 12 bomberos, y que en función de la preparación de la escuela en procedimientos de evacuación, no hubo ningún tipo de riesgo para alumnos y docente, aunque dijo que habrá que esperar para evaluar los daños futuros en la estructura del edificio. “No sabemos si fue intencional o no el incendio. Habrá que esperar las pericias. Estamos trabajando en eso”, señaló.
Al lugar llegaron la directora de Educación Primaria del Consejo de Educación, Rosana Castro, y el vocal Gastón Etchepare, más funcionarios de Arquitectura que evaluaron los daños.
En principio, lo que se dijo es que la obra de reacondicionamiento del edificio, ya adjudicada a la empresa Cemyc, deberá ser reprogramada para incluir los arreglos de los daños que produjeron las llamas.
Sin clases. El incendio provocó este viernes la suspensión de las clases, situación que se mantendrá, al menos, hasta el lunes. Ese día, a las 8, está citado todo el cuerpo docente para evaluar los pasos a seguir. El vocal del CGE, Gastón Etchepare, dijo a EL DIARIO que lo más probable es que se decida redistribuir a los alumnos en algunos de los edificios próximos, como la Escuela del Centenario o incluso la Escuela de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN).
Aunque entre los docentes había cierto malestar hacia las autoridades por cuanto el incendio se produjo en un edificio que está en la agenda de reclamos desde hace más de un año. Eso mismo señaló Claudio Puntel, secretario general de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer). “La situación de este edificio fue uno de nuestros primeros reclamos. Veníamos advirtiendo que podía pasar algo así. Aunque como están los edificios, esto puede pasar acá o en cualquier otro edificio. Lo más grave es que la escuela ni siquiera tenía matafuegos. Esto habla del abandono del Estado de la escuela pública”, apuntó.
La maestra Alicia Caviglia estaba un poco más en ascuas. Ese estado que sólo aporta la angustia, o la desazón. “¿Y ahora cómo vamos a solucionar esto, cómo salimos y quién nos ayuda?”, se preguntaba.
Alguna vez, Maximiliano Vitale, presidente de la Cooperadora de la Escuela Rivadavia, colgó un cartel en los balcones que dan a calle Tucumán.
“La escuela sin disyuntor”, decía el cartel. Ahora, el cartel ya no está: la instalación eléctrica se arregló. Pero falta mucho más. Y el incendio, no ayudó nada.
Cristina Carbajal, vicedirectora del turno tarde, lo resumió así: “Se quemó todo. Se perdió todo”.
Un edificio muy ocupado
La Escuela Bernardino Rivadavia superó el centenario de existencia.
El edificio, de dos plantas, se levanta en la esquina de Tucumán y Cervantes. No sólo aloja a la escuela primaria, sino también a dos escuelas nocturnas, la primaria Williams Morris y la secundaria Maximio Victoria.
Maximiliano Vitale es presidente de la Cooperadora de la Escuela Rivadavia y dice que desde hace un año viene procurando que las autoridades respondan el reclamo para que se ejecute la obra de restauración.
“Hace más de un año que yo vengo reclamando y diciendo lo que puede suceder. Gracias a Dios ninguno de los chicos de la escuela se vio afectado por este incendio, porque los evacuaron. Pero esto pudo haber sido muy grave”, evaluó.
Y recordó: “Desde hace mucho tiempo venimos diciendo lo que va a pasar. El Gobierno en ningún momento hizo caso. Hace una semana que vengo atrás del proyecto para arreglar todo lo que se prendió fuego ahora. Al proyecto me lo rechazaron. Esta es la herencia que nos dejó Urribarri. Estas son las escuelas que tenemos. Una escuela sin un matafuego”.