Paños fríos, tranquilidad y cuentas claras, pero con tiempo. Es esa la fórmula que pretende aplicar el Gobierno con los gremios estatales, ansiosos por definir un monto para el bono de fin de año acordado el mes pasado entre la Casa Rosada, el empresariado y la CGT unificada.
«Cada uno puede decir el número que le parezca. Pero estamos estudiando el tema, definiendo los montos, a quién le vamos a dar el beneficio y en qué momento», afirmaron ayer en el Ministerio de Modernización que encabeza Andrés Ibarra.
En el Gobierno cayeron como baldes de agua fría las demandas iniciales de los gremios estatales: $ 8000 en el caso de ATE, y entre $ 2000 y $ 3500 en UPCN, un número con el que la Casa Rosada se desayunó al leer los diarios. «Lo de UPCN es un poco más razonable, pero no es algo que hayamos consensuado ni mucho menos», agregaron cerca del ministro, que ayer estuvo casi tres horas en la Casa Rosada, reunido con el presidente Mauricio Macri primero, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, después.
La negociación con los estatales, virtualmente frenada (no hay reunión pública prevista con ATE y UPCN), es mirada con atención por los gobernadores, que deberán arreglárselas para dar un plus a sus trabajadores estatales, sin apoyo de la Casa Rosada.
«No va a haber un peso para eso», repite el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, a los gobernadores que, como ayer el chaqueño Domingo Peppo, acuden a su despacho con el bono como parte de su agenda de gestión. En el Ministerio del Interior coincidieron con Prat-Gay. «Les acabamos de dar $ 13.000 millones para obras en el nuevo presupuesto, no podemos estirarnos más», afirmaron cerca del titular de la cartera política.
Más allá de los reclamos de los gremios, en el Gobierno son optimistas. «Vamos a tener un fin de año tranquilo, igual que el año pasado», suele repetir el vicejefe de gabinete Gustavo Lopetegui, que no ve motivos para tensiones sociales desmedidas en las últimas semanas de 2016.
Fuente: La Nación