
Todo eso ocurrió en una especie de juego o prueba de actuación, donde se les iba a garantizar con posterioridad una salida laboral, fama, dinero y conocer los medios de comunicación. Todo eso, a cambio de tener alguna «sintonía fina» con el conductor. Es decir acceder a todo tipo de pedidos, hasta complacer sexualmente a la estrella de la televisión vernácula.