Las protestas se centraban en restricciones adoptadas por Israel para el acceso de los palestinos a los sitios sagrados de la Ciudad Vieja durante el mes santo islámico de Ramadán y a la amenaza de desalojo de decenas de familias de una barrio de la parte palestina de Jerusalén para acomodar allí a colonos judíos.
Desde entonces, al menos 198 palestinos murieron por los ataques aéreos y de artillería israelíes en Gaza, incluyendo 58 chicos y 35 mujeres, y más de 1.300 resultaron heridos, según el Ministerio de Salud local.
Diez personas murieron en Israel, entre ellos un chico de cinco años, y 294 resultaron heridas por algunos de los más de 3.100 cohetes lanzados desde Gaza.
Unos 40.000 palestinos debieron abandonar sus hogares en Gaza, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
Israel también se enfrenta en su territorio a la violencia intercomunitaria y a amenazas de linchamientos en las ciudades llamadas mixtas, donde viven judíos y palestinos israelíes.
Pese a esfuerzos diplomáticos internacionales para declarar una tregua, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo ayer que los ataques continuarán y que «llevarán tiempo».
Este lunes por caso, Israel lanzó los más fuertes bombardeos contra la Franja de Gaza desde el inicio de su ofensiva y dijo que destruyó 15 kilómetros de túneles usados por grupos armados palestinos y las casas de nueve comandantes de Hamas.
Residentes de Ciudad de Gaza, cuyas calles estaban hoy desiertas, dijeron que los ataques de esta madrugada fueron aún más intensos que los que ayer dejaron 42 muertos en la región y destruyeron tres edificios, entre ellos uno con medios de prensa.
El alcalde de Ciudad de Gaza, Yahya Sarraj, dijo a la cadena de TV Al Jazeera que los bombardeos causaron grandes daños en calles y la infraestructura en general de la mayor ciudad de la empobrecida región costera, donde viven unas 2 millones de personas sometidas desde hace años a un doble bloqueo israelí y egipcio.
«Si la agresión continúa, esperamos que las condiciones empeoren», dijo.
La ONU advirtió que la única central eléctrica del territorio se estaba quedando sin combustible, y Sarraj señaló que también había escasez de repuestos. Ya antes de la ofensiva, los habitantes de Gaza experimentaban cortes de luz de entre ocho y 12 horas, y el agua corriente no es potable.
Mohammed Thabet, vocero de la compañía de distribución de energía de Gaza, dijo que el territorio tenía combustible para electricidad para dos o tres días más.
Los bombardeos israelíes dañaron las líneas de suministro y el personal de la compañía no pudo llegar a las áreas afectadas ante la continuidad de los ataques.
«Nunca ha habido bombardeos de este calibre», aseguró Mad Abed Rabbo, de 39 años, que vive en el oeste de Ciudad de Gaza y dijo sentir «horror, miedo».