«El Evangelio no es un museo, no es un código penal, no es un código de doctrinas y mandamientos. Es una realidad viviente en la Iglesia y nosotros tenemos que caminar con todo el pueblo de Dios y ver cuáles son sus necesidades. Algunos cardenales temen que haya un efecto dominó y que, si se cambia un punto, todo colapse«, afirmó Kasperen diálogo con el diario La Nación.
En este sentido, el cardenal dijo que «hay miedo a un debate abierto» y que, si bien «la doctrina no puede cambiar, la disciplina sí puede». «La doctrina no puede cambiar. Nadie niega la indisolubilidad del matrimonio. Pero la disciplina sí puede cambiar y ya ha cambiado varias veces, como vemos en la historia de la Iglesia. Por eso me parece que acá tenemos un fundamentalismo teológico que no es católico».
«Primero de todo, vivimos en una sociedad abierta y plural, y es bueno para la Iglesia que haya una discusión abierta, como tuvimos en el Concilio Vaticano II (1962-65). También es bueno para la imagen de la Iglesia, porque una Iglesia cerrada no es una Iglesia sana. Por otra parte, cuando debatimos sobre matrimonio y familia, debemos escuchar a la gente que vive esta realidad», agregó.
En cuanto al libro de los cardenales, que lo tiene como blanco a él y al Papa, opinó: «No quiero juzgar a nadie, pero es obvio que hay gente que no está totalmente de acuerdo con este papa, algo que no es nuevo y ya sucedió durante el Concilio Vaticano II, cuando muchos estaban en contra al aggiornamento de Juan XXIII y Pablo VI».
«No recuerdo una situación semejante, en la que de forma tan organizada cinco cardenales escribieran semejante libro. Es como se manejan los políticos, pero creo que en la Iglesia no deberíamos portarnos así«, completó.
Por último, Kasper volvió a defender la comunión a los divorciados: «La comunión tiene un efecto sanador. Y especialmente la gente que vive en situaciones difíciles necesita la ayuda de la gracia y necesita los sacramentos».
