Tres personas murieron, una de ellas decapitada, por un ataque con cuchillo este jueves en el interior de una iglesia en la ciudad francesa de Niza, por un presunto agresor islamista.
El ataque se produjo hacia las 9 (hora local, 5 GMT) dentro de la basílica Notre-Dame, en pleno corazón de esta ciudad de la Riviera Francesa. El atacante, que intentó esconderse en un baño de la iglesia, fue detenido y está siendo interrogado, tras ser trasladado a un hospital.
“Todo hace suponer un atentado terrorista en el interior de la Basílica de Notre Dame”, señaló el alcalde de la ciudad, Christian Estrosi, y la fiscalía antiterrorista abrió una investigación. Según relató Estrosi, el atacante repetía “Allahu Akbar” (Dios es grande) mientras era atendido por el personal médico.
Por el momento, se conoció que las víctimas son dos mujeres y un hombre. Al respecto, el alcalde confirmó que murió el párroco de la basílica. A su vez, la prensa local informó que una de las víctimas sería una anciana de 70 años que fue decapitada por el agresor, mientras que la otra mujer consiguió salir del templo y buscó ayuda en un café cercano, pero no logró sobrevivir a las heridas.
Nuestra Señora de Niza es un templo neogótico situado en pleno centro de la ciudad de la Riviera Francesa.
El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, anunció en Twitter una “reunión de crisis”. La Prefectura de la policía de la región Alpes Marítimos señaló que hay una operación en curso en esa zona de la ciudad pero no avanzó más detalles.
Se creía que el hombre había actuado solo, dijo la policía, que todavía no divulgó detalles sobre su identidad.
La férrea defensa del mandatario francés Emmanuel Macron al derecho a la libertad de expresión, tras el asesinato de un profesor, decapitado en un ataque por mostrar algunas caricaturas de Mahoma, desató una ola de protestas en los países musulmanes y un boicot en algunos países hacia los productos franceses. Líderes internacionales como el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, han acusado a Macron de xenofobia y de ser “hostil” con el islam.
“Una vez más, en las circunstancias tan difíciles que atraviesa nuestro país, no pudo más que llamar a la unidad y la cohesión de los representantes nacionales”, dijo el primer ministro, Jean Castex, que abandonó de forma precipitada la sede parlamentaria para dirigirse al Ministerio del Interior.
Niza, una ciudad de poco más de 500.000 habitantes, ya fue escenario de un atentado el 14 de julio de 2016, cuando en plena fiesta nacional un terrorista embistió con su camión a los cientos de personas que se agolpaban en el Paseo de los Ingleses. Más de 80 personas perdieron la vida entonces.
La Conferencia de Obispos de Francia (CEF) describió como “incalificable” el ataque y dijo que “los cristianos no deben convertirse en un símbolo a destruir”.
“Estamos conmovidos, muy afectados y en una especie de asombro frente a este tipo de acto indescriptible”, dijo a la AFP el portavoz de la CEF, el padre Hugues de Woillemont. “Es urgente luchar contra esta gangrena que es el terrorismo, así como es urgente poner en marcha una fraternidad concreta en nuestro país”, añadió.
El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, dijo sentirse “profundamente conmocionado” por el ataque y formuló un llamado a la unidad “contra la violencia y quienes incitan y propagan el odio”. En un mensaje en Twitter, Sassoli apuntó que “el dolor es sentido por todos nosotros en Europa”.
Los diputados franceses, que debatían el nuevo confinamiento nacional decidido la víspera y que entrará en vigor este jueves a medianoche, observaron un minuto de silencio tras enterarse de lo sucedido.
(Con información de AFP)