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Cayó el represor Mazzaferri luego de cuatro años prófugo

El ex comisario de la Policía Federal José Darío Mazzaferri fue detenido después de permanecer cuatro años prófugo. Ayer compareció ante el juez federal de Concepción del Uruguay, Pablo Seró, pero se negó a declarar. El magistrado le hizo conocer lo que ya sabía, que está acusado por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar y lo envió a la cárcel de Villa Devoto.
Mazzaferri, de 61 años, fue detenido el miércoles por la noche en la provincia de Buenos Aires. Había cambiado su apariencia, llevaba una frondosa barba entrecana y usaba lentes. Estaba prófugo desde mayo de 2009, pero los investigadores lo tenían en la mira desde hacía unos meses y el miércoles, cuando salió de la casa de un familiar, se le acercaron y le comunicaron que quedaba detenido. El ex comisario no esbozó ninguna mueca y se resignó a ofrecer sus manos cuando le pusieron las esposas.
La noticia se mantuvo en reserva hasta que ayer fue trasladado al Juzgado Federal. Llegó en horas del mediodía y estuvo aproximadamente una hora y media ante el juez y la fiscal Milagros Squivo, asistido por la defensora oficial, Julieta Elizalde. Alrededor de las 13.30, Mazzaferri fue trasladado esposado y custodiado por Gendarmería, consignó El Miércoles Digital.
Enterada de la noticia, la abogada querellante María Isabel Caccioppoli dijo estar “conforme” porque Mazzaferri hubiera sido detenido y reconoció que “el hecho de que estuviera prófugo era una preocupación para las víctimas y para todos”. También las víctimas admitieron sentir “alivio” y confiaron en que la causa avance rápidamente hacia un juicio oral.
Según indicaron fuentes judiciales a EL DIARIO, Mazzaferri estuvo tranquilo y se abstuvo de declarar, pero aludió a un descargo que había presentado en el año 2008, cuando fue citado por primera vez a indagatoria. El magistrado le imputó los delitos de allanamientos ilegales, privación ilegítima de libertad y tormentos, en el marco de una asociación ilícita, en perjuicio de un grupo de estudiantes secundarios que habían sido secuestrados en julio de 1976 y permanecieron durante varios días en la Delegación Concepción del Uruguay de la Policía Federal. A partir de ahora empezará a correr un plazo de 10 días hábiles para que Seró resuelva su situación procesal.
FOJA DE SERVICIO. José Darío Mazzaferri nació en Capital Federal el 11 de septiembre de 1952. Llegó a Concepción del Uruguay en 1975 con 23 años, con el grado de oficial subinspector y enseguida quedó a cargo del área de inteligencia de la Policía Federal, que funcionaba bajo el rótulo de “oficina técnica”.
Estuvo tres años en la ciudad, pero a partir del 24 de marzo esa área comenzó a funcionar como una estructura paralela a las actividades formales de la fuerza y desde allí se coordinaban las operaciones de la represión ilegal, inclusive con otras fuerzas militares y de seguridad. Mazzaferri era el jefe de esa denominada “oficina técnica” y dependía directamente del Ministerio del Interior, que entonces estaba a cargo de Albano Harguindeguy. Lo secundaba Julio César Rodríguez, El Moscardón Verde, y tenían alrededor de una decena de agentes a su cargo.
El año pasado, durante el juicio en el que fueron condenados dos agentes de la Policía Federal de Concepción del Uruguay, las víctimas dieron testimonios coincidentes respecto del rol de Mazzaferri en la estructura parapolicial: era quien encabezaba los operativos –a veces utilizaba su automóvil particular en los operativos– e instruía a los agentes en las más terribles técnicas de tortura con picana eléctrica.
Ya en democracia, su carrera continuó en ascenso y en noviembre de 2005 fue designado jefe de la Superintendencia de Planificación y Desarrollo de la Policía Federal. Para ese entonces tenía el rango de comisario mayor y pasó a ser el tercero en el orden jerárquico de la fuerza.
Mazzaferri fue citado por primera vez a declarar el 20 de junio de 2007, pero no se presentó. El juez volvió a convocarlo para el 1 de julio de 2008, pero luego suspendió la indagatoria porque consideró que quedaba prueba por producir y recién volvió a citarlo para el 18 de noviembre. En esa oportunidad no concurrió, pero en cambio presentó un certificado médico alegando problemas de hipertensión; y lo mismo hizo una semana después aduciendo la misma afección. Cuando el 13 de mayo de 2009 Gendarmería allanó su domicilio porteño, Mazzaferri ya no estaba.

Perfil de un sádico
“Mazzaferri les enseñaba a torturar”, dijo Juan Carlos Romero, que estuvo secuestrado en la Policía Federal en julio de 1976. “Era el que utilizaba la picana eléctrica”, acotó Juan Carlos Rodríguez, otra de las víctimas. César Román, en tanto, contó que una noche lo sacaron del Casino de Oficiales y lo llevaron hasta una habitación en el piso superior. Allí vio a Carlos Martínez Paiva tirado sobre un elástico, atado de pies y manos con alambres. “Apenas entramos, Mazzaferri me apuntó con la picana y se la puso en los genitales a Martínez Paiva, que pegó un grito y se arqueó sobre la cama. Después me dijo que empiece a cantar porque me iba a hacer lo mismo”. Jorge Felguer estuvo varios días en la Policía Federal y siempre con los ojos vendados, por lo que no identificó específicamente a Mazzaferri, pero en el juicio describió sus padecimientos: “Un día me llevan por una escalera caracol, me sacan la ropa, me atan a una cama, me mojan, me golpean y empieza la picana. Uno picaneaba y otros dos se divertían aplicando nuevos métodos de submarino”, contó.

Fuente: Juan Cruz Varela, para El Diario