En un mensaje televisado a la nación africana para anunciar el fin de la toma del centro comercial Westgate, que había comenzado el sábado pasado, el presidente Uhuru Kenyatta dijo que cinco atacantes fueron muertos y 11 sospechosos fueron detenidos por su presunto rol en el ataque.
«Humillamos y vencimos a nuestros atacantes», dijo Kenyatta, aunque agregó que las «pérdidas son inmensas», informó la cadena de noticias BBC.
«Humillamos y vencimos a nuestros atacantes»
Uhuru Kenyatta, presidente de Kenia
El mandatario declaró tres días de duelo nacional por las víctimas del ataque, que fue cometido por el grupo islamista somalí Al Shabaab en represalia por la participación de Kenia en una fuerza africana que lo combate en Somalia.
Los milicianos irrumpieron en el shopping lanzando granadas y disparando con fusiles contra visitantes y empleados, y luego se atrincheraron con decenas de rehenes.
Kenyatta dijo que todavía hay cuerpos, incluyendo de algunos de los atacantes, sepultados bajo partes colapsadas del centro comercial, y que aún tienen que ser rescatados.
«Hacia el final del operativo, tres pisos del shopping Westgate colapsaron y hay varios cuerpos atrapados en los escombors, incluyendo de terroristas», dijo.
Antes de que Kenyatta hablara, la cifra oficial de víctimas fatales, que había sido suministrada ayer, era de 62.
Al menos 175 personas resultaron heridas, de las cuales 62 continúan internadas en distintos hospitales.
«Prometo que habrá un castigo por la destrucción, las muertes, el dolor, las pérdidas y el sufrimiento sin sentido que hemos experimentado todos como una familia nacional», prosiguió Kenyatta.
«Estos cobardes van a enfrentar a la Justicia, así como lo harán sus cómplices y patrones, donde sea que estén», agregó.
Autoridades dijeron que entre los muertos había al menos 18 extranjeros, entre ellos seis británicos y ciudadanos de Francia, Canadá, Holanda, Australia, Perú, India, Ghana, Sudáfrica y China.
El mandatario dijo que no podía confirmar informes de que entre los atacantes había tres ciudadanos estadounidenses y uno británico, aunque dijo que se están haciendo pruebas forenses para certificar sus nacionalidades.
«Prometo que habrá un castigo por la destrucción, las muertes, el dolor, las pérdidas y el sufrimiento sin sentido que hemos experimentado»
Kenyatta ya había rechazado esta semana la exigencia de Al Shabaab de que Kenia retire sus tropas de su anárquico vecino norteño, en donde el grupo islamista controla gran parte del territorio.
En los últimos dos años, sin embargo, la fuerza de la Unión Africana (UA) que asiste al débil gobierno central somalí, ha asestado duros golpes a Al Shabaab.
El gobierno había asegurado anoche que controlaba el shopping y que creía haber liberado a todos los rehenes, pero la afirmación fue desmentida hoy por Al Shabaab, y el sonido de ráfagas de disparos confirmó que la toma continuaba.
Horas antes de que hablara Kenyatta, el grupo islamista somalí dijo en su cuenta de Twitter que sus milicianos todavía resistían dentro del complejo con rehenes en su poder y que había «incontables cadáveres» esparcidos por todo el centro comercial.
En otro mensaje de audio aparecido poco después en la misma cuenta, un vocero de Al Shabaab amenazó con perpetrar nuevos ataques Kenia.
«Lanzamos una advertencia al gobierno de Kenia y a todos aquellos que lo apoyan, si quieren la paz que dejen nuestro territorio», sostuvo un portavoz en un mensaje difundido en internet y reproducido por la agencia de noticias ANSA.
Poco después, el Ministerio del Interior dijo que tres soldados murieron hoy en enfrentamientos con los extremistas islámicos y que sus fuerzas estaban «peinando» el edificio.
Casi al mismo tiempo, el portavoz del gobierno, Ezekiel Mutua, aseguró que la operación estaba «en su fase final» y que Kenyatta tenía previsto dirigir un mensaje a la nación.
El jefe del Ejército, general Julius Karange, afirmó ayer que el atentado fue cometido por un grupo «multinacional», pero se negó a confirmar las nacionalidades de sus integrantes.
La canciller keniana, Amina Mohamed, reveló a la televisión pública estadounidense que entre los asaltantes había «dos o tres norteamericanos» muy jóvenes, de unos 18 y 19 años, y una mujer británica.
Los estadounidenses son de origen somalí, pero «vivían en Estados Unidos, en Minnesota y otro lugar», afirmó Mohamed a la cadena PBS.
La portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki, se negó a confirmar esta versión y aseguró que se estaba investigando.
«En este momento no tenemos pruebas determinantes sobre las nacionalidades o identidades de los atacantes», indicó.
El Reino Unido también dijo estar analizando si las informaciones sobre la participación de una británica eran ciertas.