Un grupo de muchachos que asiste a la Casita de San Miguel, un lugar en el que conviven jóvenes que se encuentran en rehabilitación por adicciones, provocó conmoción en la ciudad de Rafaela porque aseguró haber visto sangrar una hostia ubicada sobre el altar.
La Casita de San Miguel está ubicada en Cerdán al 2200, en el barrio Güemes de La Perla del Oeste. Esta mañana, según indicó el portal Aire de Santa Fe, uno de los chicos alojados allí se encontraba rezando cuando notó que se empañaba el vidrio del Santísimo, donde se encuentra una hostia consagrada.
Conmovido, el joven fue de inmediato a buscar al encargado del lugar y, al regresar, se encontraron con que de la Eucaristía manaba un líquido de color rojizo. En seguida se sumaron otros compañeros, quienes al ver el fenómeno, comenzaron a llorar y a orar.
Minutos después concurrieron al lugar el padre Alcides Suppo y al obispo de la diócesis, quienes decidieron retirarlo debido a que se había convocado mucha gente en el lugar.
Trascendió además que la muestra será enviada al Vaticano para que el ente especializado en análisis científicos determine si se trata de un milagro real.
Cómo actuará el obispado de Rafaela ante el presunto milagro eucarístico
El obispado de Rafaela emitió un comunicado en el que detalla cuál será el accionar de la diócesis ante el testimonio de fieles que afirman haber visto brotar sangre de la hostia consagrada expuesta para su adoración. Los hechos ocurrieron ayer en la casa de recuperación de adictos San Miguel, en el barrio Güemes. El obispo, monseñor Luis Fernández, resolvió retirar de la exposición pública la hostia para su estudio. En su comunicado, el obispo destaca que «cualquiera sea el resultado de tal investigación, debemos utilizar este tiempo para renovar nuestra fe y devoción en el milagro más grande: la presencia real de Jesucristo en cada celebración de la misa».
El obispo de Rafaela, monseñor Luis Fernández, se dirigió a los fieles mediante un comunicado en el que detalla cómo actuará la diócesis ante los hechos ocurridos ayer, en la casa de recuperación de adicciones San Miguel, del barrio Güemes, cuando un grupo de jóvenes se encontraban en adoración eucarística y, según el testimonio de los presentes, notaron en la hostia signos de una sustancia que aparenta ser sangre.
Al enterarse de lo ocurrido, se hicieron presentes en el lugar el presbítero Alcides Suppo y el obispo diocesano, monseñor Luis Fernández. El obispo retiró la hostia del lugar para su posterior evaluación. Juan Ternengo, coordinador de la casa San Miguel, testimonió que «la gota de sangre con un color rojo intenso se desplazaba por la hostia, mientras los jóvenes cantaban y oraban».
En su comunicado, el obispo señaló que actuarán con prudencia y mesura para juzgar el acontecimiento «con el objetivo de brindar luz y dar certeza de lo sucedido», y destacó que «cualquiera sea el resultado de tal investigación, debemos utilizar este tiempo para renovar nuestra fe y devoción en el milagro más grande: la presencia real de Jesucristo en cada celebración de la misa».
Texto completo del comunicado
«Habiendo tomado conocimiento de que una hostia consagrada, mientras era adorada sobre el altar, presentó signos de una sustancia que, aparentemente, es sangre, el obispo de nuestra diócesis Luis Fernández, acompañado por el presbítero Alcides Suppo, se hizo presente en el lugar para contemplar lo sucedido y hablar con las personas que allí se encontraban.
«La Iglesia en estos casos y otros similares pide que, con prudencia y mesura, se juzgue el acontecimiento con el objetivo de brindar luz y dar certeza de lo sucedido.
«A lo largo de la historia, la Iglesia ha recibido el testimonio de la presencia real y substancial de Jesucristo en la eucaristía, bajo esta forma tan singular de manifestación. Los casos no han sido nada comunes ni sencillos de discernir.
«Por tal motivo, siguiendo el procedimiento recomendado por la Iglesia, cuerpo de Cristo, nuestro obispo ha retirado de la exposición pública la hostia en cuestión, reservándola convenientemente. De este modo, se inicia el camino de discernimiento necesario para que, a su debido tiempo, se llegue a conclusiones ciertas.
«Cualquiera sea el resultado de tal investigación, debemos utilizar este tiempo para renovar nuestra fe y devoción en el milagro más grande: la presencia real de Jesucristo en cada celebración de la misa.
«Conforme se vaya haciendo la investigación correspondiente, se darán a conocer las conclusiones. Mientras tanto, se recomienda la prudencia y el respeto del caso, del lugar y las personas que fueron testigos de tal acontecimiento, especialmente teniendo en cuenta que se trata de un lugar que requiere el silencio y la sobriedad como parte importante del proceso de quienes allí habitan y trabajan.
«Invitamos a poner la mirada creyente en el Misterio Pascual que celebramos en estos días, centro de nuestra fe, y que acompaña de manera cotidiana el caminar de nuestro pueblo.»
Obispado de Rafaela.