Los protocolos marco para que el nivel inicial, las escuelas técnicas y los Institutos de Formación Docente vuelvan a abrir sus puertas para clases presenciales fueron definidos por representantes de Educación y Salud, infectólogos y organismos internacionales, entre otros.
Estos protocolos ya estaban definidos para lo que es la educación obligatoria y la universitaria, mientras que aún restan elaborar los lineamientos para la vuelta a clases en educación especial y terciaria.
En el nivel inicial se contemplan grupos de alrededor de 6 niñas y niños sin exceder los 8 por docente con una permanencia de hasta 2 horas, privilegiando el uso de los espacios al aire libre, mientras que para la siesta, se prevé la disposición de colchonetas a 2 metros de distancia alternando pies-cabeza.
Para los Institutos de Formación docente, se recomienda priorizar a los cuartos y primeros años de todas las carreras (5º año en los casos de los profesorados de Educación Superior), con una asistencia alternada por grupo de estudiantes.
En cuanto al Campo de Formación para la Práctica (CFPP), «se sugiere la revisión del Reglamento de Prácticas atendiendo a la necesidad de realizar nuevos convenios con las instituciones asociadas para garantizar la inserción de las/os estudiantes de formación docente en los entornos virtuales en los que se desarrollan las clases».
Además, se propone una acreditación diferida para la práctica de tercer año y la residencia.
Respecto a los protocolos para la educación técnica se definió «priorizar prácticas esenciales que hacen al perfil profesional y establecer una instancia previa de participación a través de diversas estrategias y herramientas de comunicación digitales o virtuales».
Los especialistas recomendaron que la jornada formativa «no supere las 4 horas, priorizando a los estudiantes del primer y último año, para el caso del nivel secundario».
Sugirieron, además, realizar un receso de 15 minutos cada 90 para que las y los estudiantes y docentes se laven las manos y se puedan ventilar las instalaciones. También, propone para la formación de grupos de prácticas «que se conformen de acuerdo a la cantidad de metros cuadrados disponibles en los entornos formativos, con un estimado de un estudiante cada 4 metros cuadrados».