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Desamparados en fronteras de Europa: El invierno amenaza la vida de refugiados

Habilidosos para escapar de fuerzas policiales, sortear vallas y muros fronterizos y atravesar ríos correntosos y altas montañas en su camino hacia Europa, los migrantes se enfrentan ahora a un poderoso elemento que no podrán evadir y que amenaza sus vidas: el comienzo del duro invierno europeo, que implica bajas temperaturas, lluvias heladas y nieve.

o_1445331102Decenas de miles de refugiados que se dirigen a Europa por la ruta de los Balcanes quedaron ayer atrapados en las fronteras de Croacia con Serbia y Eslovenia y esperaban bajo la lluvia y el frío que los dejaran pasar, mientras los gobiernos se acusaban mutuamente de la situación.

La vocera del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), Melita Sunjic, resumió como la «antesala del infierno» la situación de los 2000 refugiados que se quedaron atrapados en el paso de Berkasovo, en el oeste de Serbia, en la frontera con Croacia, en medio de lluvias torrenciales.

El Acnur repartió ayer al mediodía en Berkasovo toda la ayuda que tenía y espera con ansiedad nuevos suministros de alimentos, mantas e impermeables. Los refugiados, congelados y empapados, intentaban protegerse como mejor podían de los aguaceros que caían sin parar en medio de caminos embarrados.

Algunos, los más afortunados, lo hacían con carpas, y otros utilizaban simples toldos de plástico, mantas y lonas. Las pequeñas hogueras aportaban al menos un poco de calor.

Se espera que en las próximas semanas la nieve y los vientos helados se instalen en los Balcanes, lo que complicaría y haría aún más peligrosas las arduas jornadas que arrancan en alguna zona conflictiva de Medio Oriente, particularmente en Siria.

En los próximos días, el escenario podría ser todavía mucho peor, porque anteayer unos 10.000 refugiados se pusieron en camino desde Grecia y Macedonia en dirección a Serbia.

El cierre de fronteras por parte de algunos países está provocando cuellos de botella, explicó Sunjic. «Se necesita una solución europea ordenada», afirma la experta, en referencia a una política común que se espera desde hace meses, cuando estalló la ola migratoria más importante desde la Segunda Guerra Mundial.

Drama humanitario

Los especialistas de organizaciones no gubernamentales afirmaron que mientras los migrantes se mantuvieron en movimiento los países a lo largo de la ruta de los Balcanes fueron capaces de controlarlos y asistirlos, al tiempo que disminuían sustancialmente los riesgos de un drama humanitario.

Pero con las primeras heladas de un otoño avanzado y la situación en las fronteras sin resolver, las alarmas empiezan a sonar en las capitales europeas. Si las cifras de migrantes aumentan drásticamente o, peor aún, si se mantienen los cierres de frontera, de forma casi inmediata volverían a superpoblarse los campamentos fronterizos, la mayoría de ellos al aire libre e improvisados en tiendas de campaña sin calefacción.

En la frontera croata-eslovena, cientos de migrantes, hasta 2000 según algunas fuentes, aguardaban en medio del barro su posible ingreso en Eslovenia, que impuso un límite de 2500 entradas por día y sólo deja pasar a refugiados si éstos cruzan inmediatamente a Austria, la siguiente escala en la ruta hacia Alemania.

Cruce de acusaciones

Eslovenia acusa a Austria de recibir a muy pocos refugiados, algo que Viena niega. Croacia critica a Eslovenia de permitir el paso de sólo una parte de los en torno a 5100 refugiados de media que llegan cada día a Croacia. «Debemos apuntar con el dedo al principal culpable, Grecia», añadió, en tanto, el ministro del Interior croata, Ranko Ostojic.

Mientras los países que forman los portones de Europa se cruzan acusaciones, Alemania, destino soñado de la ola migratoria, comienza a advertir preocupantes síntomas de un resurgimiento de la islamofobia.

El movimiento Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) exhibió ayer su poder de convocatoria en Dresde.

La capital sajona se convirtió así en escenario de las dos caras de la Alemania actual -la que predica tolerancia y la que exige el cierre de las fronteras-, en coincidencia con el primer aniversario de las marchas de tinte xenófobo.

Entre 15.000 y 20.000 seguidores de Pegida, según diversas estimaciones, tomaron la Theaterplatz, en el corazón de la ciudad, con banderas alemanas y pancartas en protesta contra la acogida de refugiados y con caricaturas de la canciller Angela Merkel como la Madre Teresa de Calcuta.

En tanto, hacia el Sur, en el Mediterráneo, naves italianas volvieron a rescatar ayer los cadáveres de ocho inmigrantes, junto a otras 633 personas, cuando trataban de llegar a las costas europeas.

Además, otras 16 personas, entre ellas tres chicos, murieron en el Egeo en dos naufragios diferentes de barcazas con migrantes y refugiados que desde Turquía intentaban llegar a Grecia.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) indicó este mes que 622.677 personas cruzaron el Mediterráneo y llegaron a Europa en lo que iba de 2015, y que de ellas 3138 murieron en el intento.