Este viernes se celebra el Día de los Jardines de Infantes y de las maestras jardineras, y también de los maestros jardineros, ya que cada vez se suman más hombres a esta carrera que tradicionalmente elegían las mujeres. En el contexto actual y con las restricciones vigentes, el festejo que habían preparado para hacer de modo presencial, se transformó en virtual, y con encuentros online comunidades educativas y alumnos de cada sala van a encontrarse para compartir un rato lúdico, cargado de alegría.
Esta conmemoración se lleva a cabo en esta fecha en homenaje a la educadora riojana Rosario Vera Peñaloza, quien fundo el primer jardín de infantes en el país en 1898. La educadora, quien falleció un 28 de mayo, de 1950, fue conocida como la Maestra de la Patria, debido a su dedicación y su trayectoria.
Su legajo hoy sigue vigente, y el sistema educativo aboga para que sean cada vez más los niños que ingresan desde temprana edad a esta instancia. En la mayoría de las instituciones de la provincia cuentan con salas de 3, 4 y 5 años, que ya desde el año pasado tuvieron que adaptarse a los condicionamientos impuestos por la pandemia.
Las personas que se dedican a esta actividad, egresadas con el título de profesores y profesoras de Nivel Inicial pero a quienes se los sigue llamando maestros jardineros por una cuestión de costumbre y afecto, coinciden en que la vocación es fundamental. Repletos de amor y paciencia, son los responsables de aquellos primeros pasos que los niños van dando fuera de su hogar y su seno familiar, para insertarse en el proceso educativo formal que se extenderá hasta los 17 años en la mayoría de los casos.
En torno de la importancia de la formación de los alumnos desde temprana edad, especialistas coinciden en que los primeros años son fundamentales para el aprendizaje en los niños, y es cuando se les brinda una educación que luego les sirve de base para aprendizajes más complejos.
En este sentido, el jardín de infantes cumple una función que es clave en la formación de los niños, desde el punto de vista intelectual, afectivo, en su desarrollo motriz y cognitivo, y también en su subjetividad, favoreciendo su trayectoria como individuos en el futuro.
Soledad Rufiner es una de las tantas docentes de Nivel Inicial de la provincia y contó a UNO que fue a los 4 años cuando comenzó a decir que quería ser maestra jardinera, en la salita de esa edad de la escuela Santa Teresita, de Paraná. “Cuando iba a salita de 4 ya decía que iba a ser maestra de jardinera y llegue, cumplí mi meta. Y ahora estoy dando clases en una sala de 4 en la misma institución en que yo fui alumna, así que eso también es muy gratificante”, aseguró.
A su vez, comentó que las mayores satisfacciones de esta actividad es “el amor de los chicos, el cariño, el afecto”, y señaló con ternura: “Algunos de ellos ya están en la Primaria y me siguen recordando, eso me emociona y me impulsa a seguir adelante. Yo también recuerdo siempre a mi maestra de jardín. Ella ya se jubiló, pero alcanzó a ser mi vicedirectora de la escuela Santa Teresita y tuve oportunidad de decirle que estoy acá porque ella fue mi gran motivación”.
Desafíos en pandemia
Sobre los tiempos actuales, Soledad refirió que el año pasado fue muy difícil llevar a cabo la actividad, ya que justamente el Nivel Inicial es la etapa de socialización y de integración de los niños: “Pudimos llegar a los chicos pero fue super difícil, ya que es la instancia de socialización y es fundamental el encuentro en la sala, el juego. Pero a pesar del contexto, de alguna manera pudimos crear ese vínculo con los chicos”.
En este marco, aclaró: “Lo que es difícil es que son muy chiquitos y al principio costó que se fueran adaptando a las nuevas tecnologías. Para eso hacíamos al inicio llamadas reducidas, con grupos de cuatro o cinco, para tener un contacto más cercano”.
“Después sí pudimos hacer Zoom más masivos. Por ahí también se enviaron más videos para que los pudieran ver y trabajar en familia en el momento en que pudieran, y después socializábamos con la videollamada”, dijo, y agregó: “Los tiempos son muy cortitos, ya que ellos un rato se quedan, pero después ya quieren salir. Así fue el trabajo durante el 2020, y este año trabajamos con la bimodalidad”, explicó.
Los docentes tuvieron que prepararse y reinventarse el año anterior y en la actualidad este desafío continúa, ya que deben preparar un tipo de clases para quienes concurren de forma presencial una semana y otro para los que lo hacen de modo virtual en ese plazo de tiempo, con la conocida modalidad de las burbujas.
“Al principio del 2020 hasta era un tema mandar un audio, pero después nos fuimos soltando y trabajo con mis paralelas. Hoy somos tres en salita de 4 que trabajamos en equipo. El año pasado éramos 4, y una grababa en su casa, después editábamos y armábamos un video entre todas, para estar presentes, entonces es el mismo material para todos los chicos”, precisó Soledad, quien hace cinco años realiza su labor en jardín de infantes y antes estuvo 10 en jardines maternales.
Uno de los mayores inconvenientes en referencia a las clases exclusivamente virtuales se da cuando hay hermanos que van a la escuela y tienen que compartir los dispositivos, ya que, según contó la docente, se les suele dar prioridad a las tareas de los más grandes y relegar la actividad de los nenes que van a jardín.
No obstante, el esmero de quien da clases a los niños en esta instancia de la vida va dando sus frutos y trabajando con los padres, o los abuelos en algunos casos, han podido desarrollar de algún modo su tarea.
Festejos
Si bien cada institución educativa elegirá cómo celebrar este día, la virtualidad será la modalidad posible. “Estamos trabajando este año en bimodalidad, pero en esta semana en particular es online. Nos abocamos al Día de los Jardines, mandamos videos para que los chicos los puedan ver. Una docente hizo magia, otra títeres, algo más recreativo”, contó Soledad.
Con respecto a esta jornada, indicó que hoy se encontrarán todos por Zoom: “Los chicos se van a disfrazar o colocar algún accesorio que tengan en casa. Habíamos planeado hacerlo de manera presencial, por burbujas. En mi caso son 20 alumnos, distribuidos en dos burbujas de 10 cada una, y estaba previsto esta semana el festejo con un grupo y la siguiente con el otro, pero ahora no hay más opción que hacerlo virtual”, expresó.
Por último, consultada sobre cuál es la virtud que no puede faltar en una maestra jardinera, afirmó convencida: “La paciencia”, aunque destacó que para quienes tienen vocación no tienen que hacer ningún esfuerzo para sostener esta cualidad: “Todo fluye cuando uno hace las cosas con amor, pasión y vocación”, dijo a modo de conclusión.
Fuente: Uno