El aumento sería de 4% o apenas superior y ayudara a achicar la brecha de entre 20% y 25% que registran los combustibles líquidos respecto a su paridad de exportación (export parity), atraso que se acumuló a partir de la devaluación pos elecciones PASO, en agosto.
El Gobierno analiza desde hace tres semanas el momento preciso para oxigenar el sector sin ello derive en una profundización de la crisis económica y tenga consecuencias sociales.
La idea oficial es recompensar en parte o totalmente la inflación de septiembre (5,9%) a las petroleras y no tensar la paz social.
Por supuesto, una decisión de este tipo no será el suficiente para las empresas y siempre sera rechazada por los usuarios (en este caso, los automovilistas), pero otras opciones serían políticamente inviables.
La experiencia de Ecuador y Chile, en donde incrementos de precios (combustibles y transporte, respectivamente) generaron protestas, representa un riesgo.
Hasta hace dos semanas, con el dolar rondando los $60, en YPF que el atraso de los precios era de 17%. Con el aumento del dolar de la semana pasada, la brecha se amplío.
El congelamiento de precios puso en suspenso la actividad petrolera en todo el país y mas específicamente en Vaca Muerta, la formación con la que Argentina puede revertir su histórica falta de dólares.
YPF recortó sus inversiones en más de u$s 100 millones por mes desde mediados de agosto y pesificó a $45,19 los contratos con proveedores, a quienes a su vez trasladó sus complicaciones financieras.
Otras petroleras como Vista Oil y Gas y Tecpetrol levantaron equipos de perforación, mientras que las multinacionales ExxonMovil (la empresa más grande del mundo en rubro), Shell y total postergaron decisiones de inversión con desembolso multimillonarios frente a la incertidumbre.
Desde hace meses, ademas, el sector quiere la confirmacion oficial de los designados por el presidente electo Alberto Fenandez para conocer de primera mano los lineamentos de la futura política energética