En ese marco, el INTA aseguró que su control «es muy importante», y remarcó la importancia de mantener las plantas en condiciones saludables, con adecuada fertilización, riego, control de plagas y malezas. Eliminar hojarasca que cae al suelo o acelerar su descomposición, y generar un mulching orgánico trasladando el pasto desmalezado al vuelo de copa (enterrar con pasto las hojas), también funciona como prevención.
Los productores citrícolas podrán realizar cosechas anticipadas en los frutos con síntomas y eliminar los que hayan quedado sin cosechar (loros). Pero durante la primavera y verano, para evitar a la mancha negra y esa pérdida de plantas, pueden aplicar tratamientos con un producto cúprico y estrobirulinas, o en verano a base de un producto sistémico para disminuir posibles infecciones.
Las aplicaciones se realizan desde la caída de pétalos hasta enero, donde la fruta posee 2 o 3 centímetros de diámetro y el fruto se encuentra en un momento fenológico muy sensible al ataque de la enfermedad. En tanto, el organismo nacional señaló que la poda es una estrategia de manejo «de alto impacto» para controlar la enfermedad, al reducir ramas secas, que funciona como otra fuente de inóculos, y recuperar el vigor que pierde un árbol muy afectado.
Por último, el INTA confirmó que una vez establecida la mancha negra en un lote, su erradicación «es poco probable», por lo que ante las dudas deberán comunicarse a una agencia INTA más cercana.