El servicio militar sigue siendo obligatorio en la Argentina, pero la gran mayoría de la gente cree que no. A grandes rasgos se conoce la existencia de una ley que lo declaró voluntario en 1995, meses después que el crimen del conscripto Omar Carrasco desencadenara una serie de debates que supuestamente eliminaron el llamado compulsivo de las Fuerzas Armadas a integrar sus filas. Desesperadas, más que por contar con soldados para conflictos bélicos con el extranjero -en los que solían rendirse al segundo tiro-, por tener carne fresca para pintar cuarteles, barrer galpones o limpiar baños de los casinos de oficiales.
Aquella ley actualmente vigente, recordada como la del “Servicio Militar Voluntario”, es la 24.429, que no sólo no deroga su antecesora 17.531 de obligatoriedad a la instrucción, sino que además deja una puerta abierta para recurrir a esa norma en caso que el gobierno lo ordene.
Related Posts
La 24.429, recordada como “Ley Carrasco”, modificó la manera en que las tres Armas pasaron a nutrirse de personal. El sistema de sorteo para Marina, Fuerza Aérea y Ejército pasó a convertirse en inscripción abierta, decidida como opción por candidatos que elegían la carrera militar, reglamentada y con salario. Pero no significa, como se piensa generalmente, que la imposición a formar filas militares se haya desterrado definitivamente.
El resquicio lo facilita el artículo 19: «En el caso excepcional que no se llegaran a cubrir con soldados voluntarios los cupos fijados de acuerdo con el artículo 3, el Poder Ejecutivo podrá convocar, en los términos establecidos por la ley 17.531, a los ciudadanos que en el año de la prestación cumplan 18 años de edad y por un período que no podrá exceder de un año”. Y agrega: «Para realizar la convocatoria el Poder Ejecutivo deberá previamente requerir la autorización por ley del Congreso Nacional, expresando las circunstancias que motivan la solicitud y las razones por las cuales no pudieron cubrirse los cupos pertinentes.
Fuente: Infonews.