El servicio militar sigue siendo obligatorio en la Argentina, pero la gran mayoría de la gente cree que no. A grandes rasgos se conoce la existencia de una ley que lo declaró voluntario en 1995, meses después que el crimen del conscripto Omar Carrasco desencadenara una serie de debates que supuestamente eliminaron el llamado compulsivo de las Fuerzas Armadas a integrar sus filas. Desesperadas, más que por contar con soldados para conflictos bélicos con el extranjero -en los que solían rendirse al segundo tiro-, por tener carne fresca para pintar cuarteles, barrer galpones o limpiar baños de los casinos de oficiales.
