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«En la Argentina falta una dirigencia que presente un modelo alternativo»

El problema que existe hoy en la sociedad argentina es la falta de una dirigencia política que nos presente un modelo alternativo», aseguró ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y se convirtió en el primer análisis sobre la movilización opositora del 8N. La mandataria, que habló ante medio centenar de intendentes bonaerenses, en compañía de ministros y del gobernador Daniel Scioli, no nombró al Grupo Clarín y los otros medios que impulsaron la marcha del jueves. Sin embargo, nadie en la Rosada dudó que se refería a ellos cuando aludió al «formidable aparato cultural que se ha extendido», y actúa sobre la sociedad generando «una idea distorsionada sobre su propio país, pensando que lo de afuera está todo bien y adentro todo mal».

En otro momento del discurso, la presidenta insistió en que su compromiso con el país es «inquebrantable». La escuchaban, además de los intendentes, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, los ministros de Planificación, Julio De Vido, de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, de Economía, Hernán Lorenzino, de Salud, Juan Manzur y de Interior, Florencio Randazzo. También estaban el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez y los diputados Andrés Larroque y Eduardo «Wado» de Pedro.

La presidenta insistió sobre la ausencia de un modelo alternativo, que incluso formó también parte del reclamo de la movilización que protagonizó la clase media. Los manifestantes consultados coincidieron en afirmar que no se sentían representados por los partidos de la oposición. En ese sentido, Cristina Fernández señaló: «No nos podemos hacer cargo de esa ausencia. Nosotros creemos en nuestro proyecto político, (los otros) que se encarguen de generar un proyecto alternativo.» Es más, reconoció que su gobierno puede tener «errores, defectos, equivocaciones» pero, aclaró, «estamos las 24 horas y los 365 días laburando». No aceptó, sin embargo, una generalización para el resto de los referentes políticos: «Lo único que saca un país adelante: laburar para el pueblo porque hay algunos que laburan todo el día, pero para ellos o los de afuera.»

La presidenta subrayó que el proyecto que ella encabeza «incluye incluso a quienes se quejan de la inclusión de otros», y advirtió: «No te pueden expulsar de tus ideas ni de tus convicciones.» En ese sentido, la mandataria aseguró que «lo que más enriquece a una persona, a un país, a una sociedad, es poder incluir y poder convivir y compartir, aun con los que tienen historias diferentes», y concluyó: «No tenemos que pensar exactamente todos lo mismo.»

Cristina Fernández no dejó pasar aquellas consignas escuchadas durante la marcha del 8N, que repudiaban los programas sociales que lleva adelante su gobierno. Resaltó la amplitud de esos programas que «incorporan inclusive a los que no están de acuerdo», y señaló que «hasta hay algunos a quienes les molesta la Asignación Universal por Hijo, porque no pueden explotar a las mujeres que antes contrataban por chaucha y palito».

Optó por no responder a cada una de las consignas que coreó la multitud opositora y prefirió enumerar las políticas sociales y leyes votadas que le dan carnadura al modelo que conduce, y destacó las reformas implementadas en materia política como las primarias obligatorias y simultáneas, que se aplicaron el año pasado por primera vez, así como la democratización de los medios de comunicación para la publicidad electoral para todos los partidos políticos.

«Este proyecto tiene dos ejes fundamentales: el fortalecimiento del poder político, su democratización y el cumplimiento y honor a la palabra del poder político», indicó y lo contrapuso con la ausencia de un modelo diferente que ofrezca la oposición. Consideró imprescindible que «se generen ideas y debates para enfrentar la situación con mayor eficacia» para luego añadir: «Más no puedo, yo pongo todo arriba de la mesa sin quejarme ni victimizarme porque nadie me obligó a estar aquí.» Es por ello que resaltó la existencia de un problema cultural en la Argentina. «Nos han instalado determinadas frases y títulos, que no se saben explicar ni desarrollar, como si fueran una muletilla, sin argumentación ni sustento, sólo repetir lo que dice la pantalla de TV», dijo y agregó que la clave de este punto se encuentra en «el formidable aparato cultural que se ha extendido y actuado sobre todos los argentinos con una idea distorsionada sobre su propio país, pensando que lo de afuera está todo bien y adentro todo mal».

La situación de la Fragata Libertad no estuvo ausente en el discurso presidencial. Cristina reconoció que le «asombra, duele y conmociona» el hecho de que «haya argentinos que se pongan contentos» porque un fondo buitre haya logrado que la justicia de Ghana mantenga retenida a la Fragata Libertad, y reiteró su convicción de que se va a «recuperar». «

 

 

TIEMPO ARGENTINO