Un vendedor ambulante en la ciudad de Córdoba, Agustín Alberto Cuello, narró en un video que un policía y tres inspectores se acercaron a su puesto de la plaza Jerónimo del Barco, en barrio Alto Alberdi, para secuestrarle el pan porque «no tenía los certificados correspondientes para vender en la vía pública».
El decomiso ocurrió este fin de semana y se hizo conocido porque un vecino siguió a los inspectores hasta la esquina de Avellaneda y Lavalleja, donde los escrachó comiendo el producto del vendedor en la camioneta de la Municipalidad.
«Me querían sacar la mesa y todos los panes, pero la gente me fue guardando. Uno de los inspectores me decía que me iba a llevar preso. Cuando se subieron a la camioneta se empezaron a reír y a comer el pan», agregó.
Detalló que le hicieron un acta de 1.000 pesos y que antes «te pedían (una coima) de $100 o $200 y se iban».
El intendente Ramón Mestre publicó en Twitter que los inspectores fueron apartados y suspendidos hasta que se esclarezca la situación y se investigue a fondo.
Voceros de la Municipalidad confirmaron que los agentes de Control Integral de la Vía Pública fueron suspendidos preventivamente, se les abrió un sumario administrativo y de encontrarse que son responsables de una falta grave podría caberles la cesantía.
A través de las redes sociales, el mandatario municipal pidió a la ciudadanía que lo ayuden a frenar con este tipo de abusos. Además explicó que el municipio lleva más de 150 trabajadores cesanteados por este tipo de irregularidades.

Además, se supo que la camioneta que conducían los agentes, una Peugeot Partner dominio NXE 478, perteneciente a la Municipalidad de Córdoba, tiene otra paradoja: debe una multa por mal estacionamiento, producto de haber sido estacionada frente a una sucursal bancaria. Por este motivo, la Municipalidad se debe a sí misma 400 pesos, que con un descuento que se aplica, también a sí misma, termina en la boleta con 260 pesos.
Este dato fue aportado por el concejal Santiago Gómez, quien planteará un pedido de informe sobre el tipo de procedimiento que se estuvo realizando y la denuncia que queda picando con el testimonio del vendedor ambulante, de microcoimas de 100 pesos por mesa en la feria.
Ante la eventual defensa de que pudieran haber estado comiendo un pan comprado al vendedor, Gómez fue irónico: «Si la venta está prohibida, ¿a qué panadería le compraron los inspectores esta mercadería?». (La voz y Cadena3)