Miles de fieles caminarán durante unas 26 horas para recorrer los 90 kilómetros de la Peregrinación entre las ciudades de Hasenkamp y Paraná. Los peregrinos parten el viernes 18, desde la Ermita de la Virgen de Schoenstatt en Hasenkamp y la llegada, se dará el sábado 19 de octubre, a alrededor de las 18, en el Santuario de La Loma en Paraná.
90 kilómetros de fe
A las 17 partirá desde Hasenkamp la Peregrinación de los Pueblos. En su XXXVII edición, a lo largo de 90 kilómetros unirá esa ciudad con el Santuario de La Loma, en Paraná.
Para ayudar en la organización, asistir a los peregrinos y animar una de las demostraciones de fe más importantes de la provincia, el rol de los «Servidores», es fundamental.
Más de 200 servidores, identificados con chalecos de color amarillo y otros, de pechera roja, son los encargados y el sostén de la peregrinación.
Como cada año, los Bomberos Voluntarios de Paraná, ponen a disposición de la Peregrinación de los Pueblos, alrededor de diez móviles y su asistencia ante cualquier inconveniente que pueda surgir en el camino.
Sus inicios
Esta masiva demostración de fe hacia la Virgen de Schoenstatt, nació por el impulso de dos jóvenes hasenkampenses. Jorge Quirós y Amelio Rodríguez, los iniciadores, tomaron la decisión el viernes 14 de octubre de 1983, a las 19: primero rezaron el rosario en la Parroquia San José, y media hora después estaban en la ruta, la ruta provincial 32, las mochilas al hombro, comida y agua en las mochilas al hombro, una imagen de la Virgen María en los brazos.
Pero aquella vez no pudieron. Una tormenta los sorprendió a poco de salir y los obligó a desistir. El fin de semana siguiente lo intentaron, y lograron llegar a Paraná.
Caminar por la fe
En 2000, el entonces arzobispo Estanislao Karlic la incluyó en el calendario litúrgico y le impuso la necesidad de nombrar un sacerdote responsable. Desde entonces ha venido creciendo.
Cada año, en vísperas del Día de la Madre, la movilización de fieles de las distintas parroquias, seminaristas, sacerdotes y religiosos, personas de movimientos eclesiales ofrecen una experiencia viva de la Iglesia que camina. Es sobre todo un gesto de gran esfuerzo, sacrificio y de superación de las dificultades, para los peregrinos.