Diócesis italianas, cantantes, movimientos católicos, judíos, ministros del gobierno, musulmanes, parlamentarios, grandes y chicos. Cien mil personas de todos los credos, razas y religiones coparon ayer la Plaza San Pedro de Roma para rezar junto al Papa Francisco por la paz en Siria.
Vigilia, rezo, meditación, ayuno y confesión acompañaron las cuatro horas de introspección que coronaron una jornada entera dedicada a la reflexión y a promover un examen de conciencia mundial sobre el compromiso de todos y cada uno para evitar la guerra en Medio Oriente.
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«Perdón, diálogo, reconciliación, son las palabras de la paz: en la amada nación siria, en Medio Oriente, en todo el mundo», dijo el Pontífice argentino con un rostro preocupado y serio, en sus palabras de introducción a las cuatro horas de meditación y oración, en el día de la víspera de la Natividad de María, la reina de la Paz.
Interrumpido en más de una oportunidad por los aplausos de los presentes –el más caluroso, cuando el Pontífice recordó el encuentro interreligioso de 2000 en Buenos Aires– y luego de la entronización de la Virgen «salus populi romani» (protectora del pueblo romano), Jorge Mario Bergoglio rezó el rosario y aseguró que «la guerra es una derrota para toda la humanidad» y todos debemos «trabajar por la paz», para que «termine el rumor de las armas».