Al cierre oficial de los comicios, a las 20, (18 GMT) la victoria de Hollande fue confirmada por tres institutos de sondeo. Según CSA, obtuvo 51,8% de los votos, segúnIpsos 51,9% y según TNS Sofres 52%. Unos 45 millones de electores franceses eran convocados a las urnas para esta elección. Entre 80% y 82% de ellos participaron en los comicios.
Pero lo más importante es que Sarkozy reconoció su derrota y afirmó que Hollande es el «nuevo presidente» del país, asumió «toda la responsabilidad de esta derrota» y deseó «buena suerte» a su sucesor. Indicó además que no dirigirá «la batalla de las legislativas» de junio.
Incluso, la canciller alemana, Angela Merkel, telefoneó a Hollande para felicitarlo por su victoria e invitarlo a Berlín, indicó el director de campaña del presidente electo, Pierre Moscovici.
Angela «Merkel lo llamó para felicitarlo por su elección, ambos previeron un primer intercambio y acordaron trabajar juntos en una relación franco-alemana que sea fuerte y al servicio de Europa», precisó Moscovici. «Merkel lo invitó a Berlín, lo que se hará rápidamente después de su investidura, agregó.
Hollande asumirá el cargo a más tardar el 15 de mayo, fecha del fin del mandato de Nicolas Sarkozy.
El presidente electo francés habló también con el primer ministro conservador británico David Cameron, confirmó Pierre Moscovici.Downing Street anunció poco antes que Cameron llamó a Hollande para «felicitarlo por su victoria». Pierre Moscovici dijo finalmente que una conversación está prevista durante la noche entre Hollande y el presidente estadounidense, Barack Obama.
La emblemática plaza de la Bastilla de París, en la que se espera que hable Hollande a medianoche, estaba desde fines de la tarde colmada de gente de todas las edades, que agitaban banderas de Francia al grito de «Hollande presidente», «Hemos ganado».
Hollande se convierte en el segundo presidente socialista de la V República Francesa (fundada por el general Charles De Gaulle en 1958), después de François Mitterrand, jefe de Estado de 1981 a 1995.
Sarkozy, por su lado, pasa a engrosar la lista de víctimas políticas de la crisis europea, en la que figuran el socialista español José Luis Rodríguez Zapatero, el también socialista portugués José Socrates y el laborista británico Gordon Brown, a quienes los electores hicieron pagar en las urnas la política de austeridad. A ellos se suman el italiano Silvio Berlusconi (derecha) y el socialista griego Giorgos Papandreu, forzados a dimitir bajo presión de la Unión Europea.
Todos esos giros fueron hacia la derecha o condujeron a la formación de gobiernos tecnócratas.
La campaña en Francia, segundo motor de la Eurozona después de Alemania, estuvo marcada por la crisis financiera, que castiga duramente a países como España, Grecia, Italia y Portugal, y por cuestiones como la inmigración y la seguridad en las fronteras, temas que provocaron recelo en algunos socios del bloque.
Hollande, de 57 años, había exhortado a sus compatriotas a darle una amplia victoria este domingo para poder tener «toda la capacidad y los medios para actuar».
El líder socialista había recibido el respaldo del centrista François Bayrou (9,13% de votos en la primera vuelta), del candidato de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon(11,1% de los votos) y de la ecologista Eva Joly (2,31%). Sarkozy, de 57 años, no fue apoyado por ninguna de las fuerzas políticas que participaron en la primera vuelta.
En su quinquenio en el poder, ha sido un presidente de impopularidad sin precedentes y no pudo desprenderse de su etiqueta de «presidente de los ricos» en plena crisis económica.
El proyecto de Hollande está teniendo ecos en Europa. Las declaraciones de dirigentes europeos sobre la necesidad de fomentar el crecimiento para superar la crisis se multiplicaron en las últimas semanas. El domingo, en una entrevista al diario Il Sole 24 Ore, el ex presidente de la Comisión Europea Romano Prodi llamó a la creación de un pacto entre Francia, Italia y España para impulsar la reactivación de la economía, sin por ello oponerse a Alemania.
Prodi, ex jefe del gobierno italiano (1996-98 y 2006-08) afirmó que «el cambio en Francia y Europa es imprescindible y que Francia tiene que volver a cumplir con su papel de cemento comunitario con Italia y España». Tiene que haber «un eje de tres, que no se oponga a Alemania (…), sino que proponga a Alemania y a Europa un proyecto de reactivación creíble», estimó.