Los recuerdos le apuran el llanto, le humedecen los ojos y lo dejan con la voz entrecortada a Jorge Vallejos, jefe de los Bomberos Voluntarios de Paraná. Él junto a otros 12 voluntarios estuvieron hasta el lunes en Rosario, donde se produjo la explosión del edificio de calle Salta 2141 que dejó como saldo la muerte de 21 personas.
El lunes, poco antes de las 18, se encontraron los dos últimos cuerpos y ahí terminó la ardua tarea de los rescatistas, entre ellos, la de los Bomberos Voluntarios de Paraná, quienes llegaron a la ciudad cuando prácticamente finalizaba esa jornada. “Fuimos 13 bomberos voluntarios como apoyo y llevamos cuatro perros adiestrados y entrenados, entre ellos, a Luna, la perra de mi hijo Tomás, que fue la que más personas encontró y la que mejor preparada para estas situaciones está”, relató Vallejos.
“Nosotros llegamos a Rosario a las tres horas de haberse producido la explosión. Llegamos al lugar y aún ardían las llamas y las lenguas de fuego estaban incontrolables; ahí comenzó nuestra tarea en la zona, hasta este lunes cuando se localizaron los últimos cuerpos”, relató el jefe de Bomberos Voluntarios.
La búsqueda había terminado. Los bomberos paranaenses comenzaron a juntar sus cosas, para regresar a Paraná. “Pensábamos salir antes de las 20, pero no lo pudimos hacer, la gente se nos acercó para agradecernos lo que habíamos hecho, me emocionó y me sigue emocionando recordar el cariño y los miles de gracias que nos dijeron”, señaló.
SIRENAS. Con el hallazgo de las últimas víctimas, “decidimos venirnos. Porque fueron días bravos, sobre todo cuando se nos acercaban los familiares, quienes nos traían fotos y nos pedían que los encontráramos. Es la primera vez que nos toca intervenir en una tragedia como ésta y fue durísimo”, describió Vallejos.
“Fue bravo, muy bravo encontrarnos con los familiares de las víctimas y no puedo dejar de emocionarme. Fuimos conociendo a cada una de las víctimas por el relato de sus familiares que se nos acercaban y nos contaban cómo eran, que hacían o qué les gustaba”, dijo entre lágrimas y con un nudo en la garganta Vallejos.
De los recuerdos que más le conmueven y no puede borrar de su memoria, según dijo el jefe de Bomberos Voluntarios, fue el gesto que tuvo un “chico, un coloradito”, quien estuvo dos días de pie, esperando el rescate de su hermana. A los dos días de la tragedia, la chica apareció muerta y recién ahí, el muchacho se retiró del lugar. “Sepultó a su hermana y antes de ayer, se acercó hasta donde estábamos nosotros, eran como las cinco de la mañana y algunos estábamos descansando. Él se acercó despacio con una cobija y nos tapó. Lo hizo para agradecernos. Nunca voy a poder olvidarme de esa situación”, dijo Vallejos.
“Nunca habíamos participado de una situación parecida. Una tragedia tan grande como esta y, pese al dolor que causa, estoy satisfecho de lo que hicimos como bomberos voluntarios”, dijo el entrevistado.
El abrazo
Con el sonido de las sirenas, sumado a los aplausos de los vecinos que se acercaron al lugar de la tragedia y los abrazos que se dieron los rescatistas, finalizó este lunes la tarea de remoción de escombros en Salta 2141, de la ciudad de Rosario, con el peor final.
Según relatan los medios rosarinos, cuando se encontraron a las dos últimas víctimas, surgió casi espontáneo el abrazo entre los rescatistas, gendarmes y bomberos. Un abrazo que también fue para contener el dolor que les provocó la tragedia que se cobró la vida de 21 personas.
Luna, la perra mejor entrenada
Luna es una perra labradora de 3 años, que participó en la búsqueda de cuerpos en la tragedia de Rosario.
La cachorra integra la Brigada Canina del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Paraná. Es una labradora pura que regalaron de cachorra a Tomás, el hijo de Jorge Vallejos, jefe de la entidad.
Tomás fue quien decidió entrenarla para la búsqueda de personas de-saparecidas y en la tragedia de Rosario tuvo un rol protagónico, al encontrar la mayor cantidad de víctimas entre los escombros.
Fuente: El Diario.