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«Hubiera sido molesto verme en otro papel»

En esta nueva trilogía de Peter Jackson, uno de los estrenos más esperados del año, a Sir Ian McKellen (en 1991, la reina Isabel II de Inglaterra le nombró Caballero del Imperio Británico) lo veremos de nuevo luciendo barba blanca y blandiendo la letal espada Glamdring. Ha vuelto a la Tierra Media (lugar imaginario donde ocurre esta historia) metido en la piel del mago, mientras el intérprete está filmando otro personaje memorable: Magneto, el villano de X-Men, que veremos en 2014.

Nacido en 1939, el actor británico experto en teatro y cine, nominado al Oscar en dos ocasiones y ganador de los premios Globo de Oro y Tony, ha abarcado desde Shakespeare y teatro popular hasta la fantasía y la ciencia ficción, en lo actoral, como la lucha por la comunidad homosexual británica e internacional, en lo político-social. Ese es Ian McKellen.

–¿Pensó alguna vez que algo tan esperado por los fanáticos no se haría?

–Es verdad que había muchas rumores, pero confieso que tengo una vida fuera de Tierra Media, así que no me preocupaba. Pero por la expectativa que había, supuse que en algún momento se haría.

–¿Tuvo algún temor de volver a hacer Gandalf?

–No. Hubiera sido más excitante hacer un nuevo personaje, es verdad. Volver a viejos territorios no es tan excitante como un nuevo paisaje. Pero era un compromiso, porque nadie más podría haber sido Gandalf, hubiera sido molesto para la gente ver a otro en ese papel. Me encantó volver a Nueva Zelanda para filmar y pienso que esta es una maravillosa película. No tenía dudas de que se iba a hacer y que se iba a hacer bien.

–¿Cambió algo que Gandalf sea el Mago Gris y no el Mago Blanco? ¿Es más travieso, más malicioso en esta ocasión?

–Es un poco más humano en esta versión. Cuando es Mago Blanco, tiene una responsabilidad y una misión más grande, aquí es más terrenal. El Gris es más divertido y más juguetón, sí.

–¿Cómo es la relación con el protagonista?

–Con Bilbo hay una unión, una amistad. Trata de tentarlo para que salga a la aventura, «es algo que te hará bien», le dice, y en un sentido lo es. Siempre hay peligros cuando uno sale a la aventura, pero Gandalf piensa que todo es más interesante si se superan peligros. A Bilbo lo conoce desde niño, pero cuando descubre que creció y lo ve recluido en la comarca, lo incita a que vaya a conocer el mundo. Gandalf, por su lado, se preocupa por el destino de la Tierra Media, siente ese peligro en el aire, signos de que la oscuridad está llegando, así que él quiere monitorear el viaje de su amigo. Pero las características de este personaje son las de un guía, un consejero, un ayudante, un facilitador. Él disfruta de la diversión, disfruta de la pipa, de sus tragos. Ama a los hobbit, sus fuegos artificiales y su forma de vivir. ¿Quién no podría? Pero él es también un político, un mago importante, que tiene responsabilidades, se lo toma en serio y se preocupa por la Tierra Media. Es un personaje completo y en esta película se puede explicar por qué hará lo que hará en el futuro. Se entenderá su forma de ser.

–¿Aparecen sus rivales?

–Sí, estará Saruman y otros. Son personajes deliciosos y se los va ver interactuar. Serán escenas interesantes para los expectadores.

–¿Qué tono va tener la película?

–Bueno, como se filmó primero El señor de los Anillos, había que relacionar estas nuevas con aquellas, la imagen tiene que tener una semejanza. Pero Peter nos dijo que quería que sea más cómica y que hable desde el corazón, no tanto desde lo épico, aunque hay algo de eso también. Ya desde el casting se ve que se quiere poner un toque más grande de humor en el asunto; sobre todo, Martin Freeman tiene escenas realmente muy buenas en lo que tiene que ver con la comicidad. No se dejará de lado la aventura, obvio, que siempre tiene que estar ahí acechando.

–¿Cambió Peter Jackson en estos años?

–Sí, creo que sí, ahora usa zapatos y todo. No, su temperamento es el mismo, algo más maduro, por el paso de los años, pero no podría decir que está más lento. Su nivel de energía es el mismo. Siempre ve el lado positivo de las cosas y cuando dice que va a hacer algo, se hace, no duda. Es un hombre amistoso, no es alguien neurótico sino que se adapta fácilmente a cualquier situación. Es un buen líder.

–¿Qué opinás de filmar en 3D?

–No cambia nada para el actor, sólo que la cámara es más grande y tiene dos lentes, pero uno no se da cuenta de esas cosas. Sólo sorprende y uno dice cuando la ve: «Uh, mirá cómo quedó en 3D». Pero con los buenos camarógrafos que eligió Peter Jackson, todo salió perfecto.

–¿Cuánto de tu propia personalidad se vislumbra en tu interpretación de Gandalf y cuánto de él creés que te llevarás contigo cuando todo termine?

–Bueno, no creo que puedas interpretar ningún papel convincentemente, a menos que sea un proceso en ambos sentidos, que el personaje habita en ti y que tú habitas en el personaje, tienes que hallar el punto medio. Pero la imaginación se involucra y puedo imaginarme a mí mismo liderando muchas tropas como Gandalf, no me imagino a Ian McKellen haciendo eso, porque esa es la naturaleza de la actuación, que estás usando tu imaginación. Yo creo que, donde soy más como Gandalf y donde tal vez sienta la conexión más grande, es en su sentido del humor y el hecho de que, como Gandalf el Gris, él prefiere no trabajar, siempre está listo para un trago y una charla, incluso tiene algunos buenos trucos para fiesta, ¿sabes?

–Es difícil dejar ir un personaje a veces, ¿alguna vez te ponés nostálgico por alguno de los que interpretaste?

–No creo en la nostalgias por los personajes, sino que te pones melancólico por las circunstancias en las que los hiciste, donde estabas trabajando. Casi no hay un día en que no piense en Nueva Zelanda. Pero sí muchos días sin que piense en Gandalf o en trabajos que realmente he disfrutado haciendo, digamos la temporada de 1976 cuando hice Macbeth, Romeo y Julieta, fue un verano dorado, pero realmente no extraño a ninguno de esos personajes. «

Traducción y producción:
Nicolás Peralta.

Nota de Tiempo Argentino