Miles de fieles volvieron a responder en forma masiva a la celebración de San Cayetano, el Santo del pan y del trabajo, para participar de la misa que se realizó en la parroquia homónima, ubicada en la intersección de Eguiguren y Ayacucho.
En esta oportunidad la lluvia que cayó durante la tarde provocó la suspensión de la procesión por las calles del barrio, pero la misa para honrar al santo se pudo desarrollar sin inconvenientes.
Durante toda la jornada las calles del barrio cambiaron su fisonomía, con vendedores de tortas fritas, medallas, e imágenes alegóricas al patrono que se apostaron protegidos con carpas para vender sus productos.
La misa que comenzó a las 15.30 estuvo presidida por el padre Miguel Guarascio, párroco de San Cayetano, que describió en su luturgia “la importancia que tiene esta fiesta de la fe”, cuyo significado está contemplado “en la dignidad que da el trabajo a las personas”.
Acto seguido se entonaron diferentes cánticos en honor al Patrono del Pan y del Trabajo. Uno de los momentos más emotivos se vivió cuando los voluntarios repartieron la hostia entre los fieles que recibieron la comunión, como parte del sacramento de la eucaristía.
En un momento dado, Guarascio, pidió a la presentes levantar sus objetos personales, principalmente los panes y sus manos, para bendecirlos en un acto de fe que siguieron atentamente adentro y afuera del templo.
Las personas que no pudieron ingresar al templo siguieron la ceremonia a través de unos parlantes instalados en la puerta. De esta manera no se perdieron detalle de la homilía brindada por el padre Guarascio.
El cierre de la misa se produjo cuando el sacerdote repartió un trozo de pan bendecido. Muchos de los presentes recibieron pequeñas porciones del alimento y la mayoría no dudó en probarlo, en el marco de una tarde lluviosa pero no exenta de alegría y que se distinguió por la masiva manifestacion de fe.
