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La despedida de un Nochero: «La ansiedad por cantar se volvió responsabilidad»

Eligió España porque ahí se habla castellano y no quiere sumar estrés a su intención de vacacionar. Kike Teruel, uno de los integrantes fundacionales de Los Nocheros, decidió tomarse un año sabático. Está cansado, no de los escenarios pero sí de todo lo que implica una carrera como la que encaró el cuarteto folklórico hace casi 30 años. No hubo enojos, no hubo planteos ni replanteos, sólo la necesidad casi urgente de pasar doce meses sin trabajar. Por primera vez desde que se unieron, el hermano menor dejará por un tiempo las obligaciones y, como demostración de que está todo bien, el resto, Mario Teruel, Álvaro Teruel (sobrino de Kike) y Rubén Ehizaguirre lo despedirán con un recital. «Al escenario van a llegar amigos, como si me fueran a despedir a casa con un asado», cuenta Kike semanas previas a las vacaciones, que le gustaría extender un poco más, pero que se terminará cuando el verano de 2015 lo traiga de nuevo a los festivales.

 

 

Teruel calcula que del viaje saldrán nuevas canciones porque, por supuesto. entre su equipaje habrá instrumentos musicales, pero asegura que no estará pendiente del resto de la banda porque la idea es «desconectar» completamente.

–¿A qué se debe esta necesidad de partir?

–Al descanso. Cuando uno tiene necesidades las decisiones tienen que ser rápidas y que te cambien la vida o te cambien la rutina. Yo sentí que necesitaba descanso, parar la cabeza, mi cuerpo, mi corazón porque es como que uno hace ese «parate» cuando se sube al escenario pero el problema es cuando el abajo te cuesta. Arriba es un ratito, lo demás es abajo. Ahí es donde tengo que estar bien.

–¿Cuál fue el detonante?

–Nada. Fue todo físico. Porque yo escucho mucho a mi cabeza y a mi cuerpo. Por supuesto a través de los años, tenés gente que ayuda, que está a la par de uno haciéndole ver qué está bien y qué está bien y haciéndolo a uno vivir bien. Hace mucho tiempo que busco poder vivir bien. Por más que uno cante, que es una profesión tan linda, tan agradable y que es todo bueno, a veces no se vive bien. Yo voy buscando eso, estar cada vez mejor, para darle a esta profesión lo mejor de uno.

–¿Hay algo que te cueste arriba del escenario?

–La exposición es lo que me cuesta. Me sigue costando, nunca me acostumbré a que me miren en todos lados, que por un lado está bueno, siempre hay una situación que te atrae o te hace bien pero lo que me desgastan son los viajes, el abajo del show. Si pudiéramos hacer como Celine Dion, un teatro y que todos te vayan a ver, pero nosotros somos un grupo de tracción a sangre. Somos de agarrar el disco y mostrarlo por todo el país, nuestras propuestas las damos a conocer caminando por todas partes, entonces para eso hay que estar bien del todo.

 

«Una vez que aceptaron mi decisión y mi postura la decisión era de ellos y los tres eligieron cantar. Sigue el trío porque yo vuelvo»

 

–El caminar es una impronta del folklore.

–Toda la vida fue así con nosotros. Otros géneros tienen otra logística, Hace una semana arrancamos en Hualfín, Catamarca, para la zona de los valles, al otro día en Uruguay, en Durazno, otro día en Bolívar. Así son nuestras giras uno no puede decir “canto acá y acá no”, porque te hablan de los lugares. Es lindo porque en tres meses te recorrés 500 lugares donde te tratan muy bien. Pero a mí eso me agotó: el viaje, preparar el show… La ansiedad por cantar se volvió responsabilidad y eso es lo que tengo que volver a cambiar en mi cabeza.

–¿Cómo repercutió en el grupo tu decisión?

–Cuando planteamos las necesidades personales es así. La necesidad de ellos es seguir cantando. Una vez que aceptaron mi decisión y mi postura la decisión era de ellos y los tres eligieron cantar. Sigue el trío porque yo vuelvo. Tenemos muchos años en esto y sabemos bien lo que queremos y somos respetuosos de lo que decide el otro.

–Después de tanto tiempo ¿cómo te imaginás que va a ser este año sin ellos?

–Así como disfruto cuando hay mucho trabajo. Estoy seguro de que ahora lo voy a disfrutar. Me he propuesto como leiv motiv vivir bien, lo mejor que se pueda, aceptando las cosas que no vienen bien y disfrutando de las otras. Cuando canto está todo bien y ahora que no cantaré también va a estar todo bien.

–¿Te da cierta curiosidad?

–Sí, y esa adrenalina me gusta. A los 18 me fui de Salta a estudiar a Tucumán, cuando irse a Tucumán era como irse a Nueva York. Después, a los siete años volví a Salta, estuve cuatro allá y me vine para acá. Estuve nueve años y luego me fui a Salta donde vivo ahora pero ya quiero irme de nuevo. O sea que soy yo. Tengo por suerte una familia, una mujer e hijos a los que les gusta levantar carpa y cambiar de lugar. Cantar tiene eso, podés decir, «apago la luz y no canto un tiempo». No tenemos un trabajo con un horario y rutinas fijos, me gustaría volver a sentirlo así.

–¿Qué te dio el canto?

–Sentirme una persona completa. En el momento en que pude formar la familia con quien quise y amo ya me sentía completo. Si tu ambición profesional está bien, te sentís realizado y eso es lo que me ha dado Los Nocheros. Cuando arrancamos, eran momentos difíciles para la música popular, nosotros somos un grupo que hemos salido de grandes, en la época en que los sueños eran eso. Ahora la tele ha hecho que los sueños sean más inalcanzables, uno ve mucha televisión y se confunde creyendo que se pueden cumplir todos los sueños. Nosotros antes a los sueños los dejábamos en eso y nos despertábamos y salíamos a trabajar para cumplirlos. Ahora se cree que podés llegar a un programa y podés cumplir un sueño. Y no es así, el sueño se cumple trabajando y despierto. Nosotros hemos tenido muchos sueños desde un lugar lejano, desde Salta. Yo me llegué a sentir Robocop con la música. Hemos llegado a lugares donde no llegó absolutamente nadie. Llenamos Colón, nos trajimos premios de Viña del Mar, fuimos a Londres… Es algo que artistas argentinos lo hicieron muchos, pero con la música popular no. Sentí que todo se puede.

–¿En qué te restó?

–En tiempo, algo que mi cuerpo y mi alma reclaman. Porque yo también soy un convencido de que cuando uno quiere puede recuperar lo que necesite. Yo estoy seguro de que puedo recuperar el tiempo, para mí siempre se puede volver a lo que uno necesita. No reniego de lo que ya fue ni de lo que viene.

Los nocheros según Kike: la banda que profesionalizó el folklore

 

 

El grupo folklórico nació hace 28 años. Uno de los primeros reconocimientos a nivel nacional fue el premio Consagración en Cosquín 1994. A lo largo de esos años, la formación original, que incluía a Jorge Rojas, se modificó con su partida en 2005 y entró como el cuarto integrante Álvaro Teruel hijo de Mario. La banda grabó 18 discos entre los álbumes de estudio y en vivo.

–¿Qué cosas necesitaron plantearse a lo largo de la carrera?

–Únicamente el alma mater del grupo: las canciones. Siempre el replanteo fue por ese lado. Todo lo demás nunca llegó ni a discutirse. Acá no hay estrategias de marketing, nada de eso sirve si no tenés las canciones.

–Con los días agitados de su carrera, ¿Tienen tiempo de plantearse cosas?

–Y… Eso tuvo su peso también a la hora de decidir este descanso. De todas maneras esto es algo que yo necesito, no es que lo necesitaban Los Nocheros. Porque había momentos en que ya llegaba el disco y yo por dentro me decía, “bueno ahora tengo que componer para esto”. Lo que ando buscando es que esos momentos se den solos. Nosotros nos tenemos que hacer de los momentos a veces para componer o para sacar una canción, aún así me salieron un montón de las que se graba una. No soy un compositor prolífico ni un poeta, entonces tengo que buscar esos momentos porque da más trabajo.

–Esta cuestión maratónica de correr tras los festivales del grupo, pienso en Soledad o en el Chaqueño a quienes también les sucede lo mismo, ¿con qué tiene que ver?

–Me parece que es del género. Todos los artistas del folklore han tenido este circuito, hay festivales que tienen 50 años, otros 28, otros menos, y se hicieron con Nocheros, sin Nocheros, con Soledad sin Soledad. El festival camina por sí solo, hay quien convoca más que otro y por eso durás en los festivales. Eso es propio del circuito folklórico. Cuando nosotros recién salimos era el sueño, nos llamaban para un festival y nos sentíamos Gardel.

 

Los Nocheros se presentan hoy a las 21 hs y el 24 de abril, en el Ópera

 

–En estos 28 años de carrera ¿qué cosas cambiaron en el detrás de escena del folklore y con los colegas?

–Cambió mucho, porque nosotros hemos profesionalizado el folklore. Lo decimos con total conocimiento de lo que hablamos. Y nos costó mucho. Nosotros hemos peleado siempre para que la música popular tenga el lugar que tiene. Si uno ve Cosquín de hace 20 años va a saber de lo que estoy hablando, de cuando al folklore se le ponían dos tachos y dos micrófonos, cuando los camarines no estaban bien, cuando te subían a cualquier hora, que sigue pasando. Los productores no respetan el género. Cambió mucho y falta mucho. Lo que tiene el folklore es que hay muchos improvisados, gente que hace dos años veía un festival por la tele y hoy está en una comisión organizando y no tiene idea. El trato con los colegas fue para siempre el mismo porque nos cruzamos hace años con la Sole, el Chaqueño, te los nombro porque somos amigos como con Los Tekis que somos como hermanos. El trato no cambió, se profesionalizó detrás del escenario en los camarines en la puesta en escena, en eso hemos tenido mucho que ver.

Lo que extrañará de sus compañeros de ruta

Álvaro Teruel. «Somos compañeros con el fútbol y esos son momentos re lindos que voy a extrañar. Cuando pienso en fútbol con Los Nocheros, pienso en él».

Rubén Ehizaguirre.  «Él siempre está esperando a ver qué sale, que le digas algo, que le propongas algo, para decirte ´vamos para adelante´».

Mario Teruel. «Voy a extrañar la creatividad. Todo el tiempo y a cualquier hora te llama para contarte qué se le ocurrió, ya sea una canción, un espectáculo o un disco».

La polémica de los festivales

Teruel no estuvo ajeno a los inconvenientes que tuvieron algunos festivales de folklore en los últimos años.

–Tomando como modelo Cosquín ¿cómo ves lo que está pasando con la programación de los festivales folklóricos?

–Lo que sucede es que se llenan de compromisos porque esto se ha politizado y todos lo saben. Todos los festivales reciben ayuda de los gobiernos nacional, provincial o municipal, siempre fue así. Pero cuando la ayuda viene junto con presiones de subir a fulano o zutano, ahí todo cambia. No estoy de acuerdo con las grillas extensas sobre todo porque le faltan el respeto a la gente que va a ver tal artista y ese artista termina subiendo a las 3 de la mañana. Y nos falta el respeto a nosotros que nos dicen que subimos a a la 1 y subimos a las cuatro. Me parece que es porque hay gente que no sabe, para esto hay que saber y querer, no siempre hay malas intenciones, pero no saben.

– ¿Y qué papel juega el artista?

–Y bueno… No tiene la culpa el chancho si no quién le da de comer, dicen. Los artistas se prestan también para eso. Yo vengo peleando hace años para que nos hagamos respetar. La televisación al final entró a presionar, porque ves cinco horas del festival de las cuales cuatro no están buenas, no se escucha bien, no se ve bien y eso, lo único que hace, es tirar abajo el folklore. Esto lo opino yo, pero está sobrevalorado el Festival de Cosquín en la tevé. Mide 0,5 de rating, un punto como mucho, exagerando midió 2. Entonces, ¿qué estamos haciendo? Si no lo pasamos no va a pasar nada. ¿Es un negocio? Si a nosotros no nos pagan y además no mide… Pero bueno, nosotros no quisimos dos años entrar para la tele y nos subieron a las cuatro, sin embargo, esa noche la gente nos viene a ver a nosotros. Y lo que tienen que saber los chicos es que Cosquín no es la meca del folklore. No vas a salir de ahí, tenés después que salir a patear lo mismo.