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La fiesta de San Cayetano con pedidos por el pan y por la paz

Una gran cantidad de peregrinos se congregó ayer en barrio San Roque de Paraná, para pedir y agradecer al santo del pan y del trabajo. Como cada año, las calles lindantes a la parroquia de San Cayetano estuvieron cortadas para los vehículos en las cuadras alrededor de la iglesia. Sobre Ayacucho se desplegó una feria popular, no solamente religiosa: se ofrecían velas, estatuillas del santo, llaveros con imágenes católicas; pero también películas en DVD, torta frita, dulce de leche o cuentos infantiles en la previa al Día del Niño. Y por doquier se situaban quienes entregaban, a $10 las espigas con la estampita y el pancito correspondiente. La celebración oficial comenzó a las 0 horas, cuando se acercaron los primeros devotos a pedir y agradecer, principalmente por pan y trabajo. 
o_1407470336Algunos vecinos aprovecharon la tarde de sol para matear en las puertas de sus casas y mirar pasar la procesión que recorrió el barrio. A las 15.30 empezó la peregrinación desde la parroquia de la esquina de Ayacucho y Fraternidad, encabezada por una línea de policías provinciales que custodiaron la imagen de San Cayetano, acompañada de la cruz y un par de banderas argentinas, seguidos por la multitud que se desplegaba ocupando varias cuadras. Durante el recorrido se alternaron los cantos y las oraciones, guiados desde el púlpito al aire libre situado afuera del templo a través de un sistema de sonido por altoparlantes colocados a lo largo del trayecto, que abarcó las calles Los Constituyentes, Don Bosco, Suipacha y Gómez del Río. 
Tradición. “Hace poco empecé a venir, hace tres años que tengo un buen trabajo, y hoy pedí permiso y vine a agradecer”, testimoniço María, de 37 años. “Le vengo a agradecer al Señor porque toda la vida me ha acompañado, y estoy muy orgulloso de ser devoto. Soy jubilado y nunca me ha faltado el trabajo”, contó Osvaldo, de 66 años. “Vengo a las dos cosas: a pedir y a agradecer. Agradezco que tengo trabajo y salud, y pido para mis familiares, para una hermana y una compañera de trabajo que andan mal de salud”, dijo Carmen, de 56. “Todos los años vengo a agradecer, hay que estar siempre agradecido, aunque pedir nunca está de más, trabajo ya tengo”, sostuvo Cristian, de 30. Hubo quienes caminaron con sus bicicletas a un lado, quienes lo hacían en pareja, en familia, acompañados por su perro, o en soledad. Alicia, de 51 años, llevaba una bandera argentina en sus hombros, con la frase “pido por la paz en el mundo entero”. Ella dijo: “Hace 30 años que vengo, pero esta vez pido sólo por la paz. Siento mucha impotencia y dolor por lo que está pasando en Medio Oriente. Tenemos que dar gracias a Dios de que la Argentina está bien, nosotros vivimos en un país que es un ejemplo, pero hay otros lugares del mundo llenos de guerra”. El matrimonio de Norma y Miguel también es asiduo a esta celebración. Norma, de 54 años, llevaba una sillita plegable, “para estar cómodos durante la misa”, indicó. “Todos los años tratamos de venir, a agradecer y también a pedir. Hace 36 años que estamos casados y tenemos cinco hijos, pedimos por toda la familia: unión, trabajo y salud”, sostuvo Norma. “Por suerte nos tocó un hermoso día”, agregó Miguel, de 59. Sonaron bombas de estruendo cuando la procesión llegó nuevamente a la parroquia. “¡Arriba esas espigas, arriba los corazones, San Cayetano ruega por nosotros!”, animó desde la tribuna el párroco del lugar, Miguel Guarascio. 
Liturgia. Monseñor Juan Alberto Puiggari, arzobispo de Paraná, presidió la misa central de las 16. En la celebración de la eucaristía expuso: “Quisiera pedirles que hoy tengamos un rezo muy especial, que nos ha pedido el Papa Francisco, que es por el fin de la guerra en Gaza y por los cristianos que están sufriendo muchísima persecución en Irak. Por la paz del mundo, pedimos la intersección de San Cayetano”. Luego explicó: “En el pan sintetizamos todo aquello que hace a la sustancia del hombre: la salud, la seguridad, y desde ya el pan. Y en el trabajo sintetizamos todo aquello que hace a la dignidad del hombre, tantas cosas en las que todavía tenemos que crecer personalmente y como pueblo para que todo hombre viva dignamente. Le pedimos al Señor para que a nadie le falte el pan”. A ese encargo general le siguieron referencias puntuales: “Realmente es algo curioso que en la Argentina, que es capaz de darle de comer a 400 millones de personas, haya hermanos que no tengan pan. Y pedimos también por el trabajo, por la dignidad del trabajo, le damos gracias por todos los que tienen trabajo, pero pedimos al Señor tal vez por salarios más dignos, por condiciones más dignas de trabajo. Y quiero pedir especialmente por aquellos conflictos laborales que hoy se están viviendo en nuestra ciudad, para que con el diálogo puedan solucionarse”. Luego de darse la paz entre los presentes y de la comunión (los puntos de repartición de hostias se anunciaban con carteles entre la multitud), se procedió a las bendiciones. Primero las imágenes, velas y botellas de agua; luego la bendición de las manos: “las manos levantadas como compromiso para trabajar en una patria de hermanos, en una sociedad que construya el bien común”; y finalmente la bendición del pan, que alzaron todos los presentes. 

Encuentro popular 
En diálogo con EL DIARIO, el padre Miguel Guarascio hizo un balance de la jornada y estimó entre 15.000 y 20.000 las personas que transitaron el jueves por el lugar. “San Cayetano es un santo muy popular, y acá en la Argentina hay muchos devotos, por lo tanto hemos vivido una gran fiesta patronal donde queremos remarcar que San Cayetano, como sacerdote, nos quiere llevar a Jesús, nos quiere enseñar a vivir en evangelio, y también rezarle a San Cayetano para que el pan y el trabajo esté realmente presente en la vida de todos los argentinos”. Sobre la referencia al pedido de paz en Medio Oriente que hizo el arzobispo, el párroco recordó que “San Cayetano, cuando muere, lo hace rezando por la paz porque Nápoles, en su momento, estaba en conflicto, y se logra la paz. Por eso también se lo considera patrono del pan, del trabajo y de la paz. Tenemos que creer que es posible la paz”, se esperanzó.

 

 

Fuente: EL DIARIO