La orquesta fue convocada por el programa social Andrés Chazarreta de la Secretaría de Cultura de la Nación , para desarrollar junto a sus pares de la orquesta infantil de Tigre, Ricardo Corpani, un concierto en el Centro Nacional de la Música. Desde las paredes del salón, en lo que antes fuera una biblioteca, nombres como Homero, Virgilio, Dante, Herodoto o Maquiavelo, eran testigos mudos del momento mágico configurado por buena música en manos infantiles. Las luces solo imprimían la imagen de los gurises sobre el círculo central, quedando el público en penumbras cómplices.
El concierto fue iniciado por los oriundos de Tigre, siendo los entrerrianos los encargados de cerrar el repertorio. Después de un huayno, un chamamé y un tiku, los violines sonaron como gotas de agua para dar paso a Puerto Sánchez, contando en ese caso con la colaboración de dos hermanos mellizos que acompañaron el tema con sus voces. Después de los aplausos entusiastas y hurras, la orquesta se despidió con un carnavalito, tras lo cual el público se puso de pie para saludarlos. Hubo luego espacio para los agradecimientos, valoraciones y entrega de presentes.
No tiene nada de malo equivocarse
Una de las integrantes del grupo, la violinista Betiana Gómez, describió la experiencia como “muy impresionante. Me gusto mucho y me sentí muy inspirada cuando la gente se paro a aplaudirnos, fue hermoso. Todos estamos re contentos”. Betiana sumó a esa emoción el hecho de conocer la capital y compartir la jornada con chicos de otras orquestas, “porque ellos tocan canciones que no conocía y me gustaron”. Finalmente, para aquellos que aún no se acercaron a un instrumento musical, la niña aconsejó “que se animen y no se sientan mal, no tiene nada de malo equivocarse, porque del error se aprende”.
Por su parte, la guitarrista Aylén Ramírez, que sueña con tocar en teatros, contó que la experiencia fue “re copada. Para mí el día de hoy fue impresionante. Fuimos a pasear, después ensayamos y nos aprontamos para tocar”. La chica expresó que al principio “tuve nervios, pero después estuvo copado. Estoy tan contenta que no se qué decir”. Las violinistas Paula y Cindi Ramirez, dos hermanitas que conforman la orquesta contaron que estaban muy contentas de conocer lugares como la Casa Rosada, la catedral o el zoológico. Paula aseguró que tocar un instrumento “es una alegría” y su hermana agregó que “aunque todos dicen que es difícil no es así, solo tenés que aprender. Mi mamá me dijo si quería venir, me anime y me gustó. Solo tenés que tocar las cuerdas y listo”.
Los mellizos Guadalupe y Leandro Farías fueron quienes acompañaron a la orquesta con sus voces. Guadalupe comentó que pertenecen a un coro de niños y jóvenes del barrio Santa Lucía en Paraná y señaló que su emoción fue muy grande “porque nunca había cantado acá en Buenos Aires y con una orquesta. Nos aplaudieron mucho”, subraya, pero recalca inmediatamente que los plausos son “para la banda que fue la que se esforzó mas”.
Mucho más que aprender a tocar
La mamá de Paula y Cindi, Noelia Gómez, dijo que se trató de “una experiencia que te llena de emoción. Que toquen un instrumento para mi es algo muy grande, por la oportunidad que se les da a los chicos. Es un cable a tierra que ayuda mucho, ya que además del instrumento aprenden de compañerismo”. Afirmó que si no fuera por ese viaje “yo no tenia la oportunidad de venir y traerlas, ellas están muy contentas y fueron a muchos lugares que querían conocer”. En lo referente a la propuesta del programa Orquestas y Bandas Infanto Juveniles del Ministerio de Cultura y Comunicación, indicó que “a muchos chicos del barrio esto los ayuda a salir, les cambia la rutina. Sino agarran la calle y otras cosas que una como mamá no quiere. Con el instrumento es como si la cabeza se ocupa en eso y vos ves que pueden salir adelante. Es muy importante, porque hay personas que no pueden comprarles estos instrumentos a sus hijos”.
También destacó que prestaba su ayuda al grupo “porque salir de lo malo y dedicarse a la música es algo bueno, una ve a los chicos como si todos fueran suyos. Acá los aplaudieron de pie, tuve ganas de llorar y parecía que el corazón se me salía por la boca, me moría de emoción. Fue la primera vez que nos aplauden con tantas ganas y esas palabras que escuchaba de atrás bravo, bravo, nunca me imagine”. Valoró a su vez el apoyo del Ministerio de Cultura y Comunicación, “porque sin esa ayuda no podríamos estar acá”, aseveró.
Otra de las mamás que formaron parte del grupo, María Eugenia Montenegro, tiene cinco hijos que integran la orquesta. “Los chicos están felices, les gustó mucho venir y conocer otros lugares. Además, estamos emocionadísimos por lo que pasó recién”, manifestó al finalizar el concierto. Como mamá dijo que le encantaba verlos hacer música y que “las primeras veces se me caían las lágrimas. También veo que tienen otra actitud, que no andan en la calle, esto los contiene mucho. Uno de mis hijos tenía problemas para hablar y se ha desarrollado muy bien, ahora comparte cosas con los otros chicos cuando antes era muy callado y cerrado. Aprenden a expresarse, pero también a ser compañeros, porque entre todos se ayudan. Esperamos que vengan más conciertos, ellos ya están preguntando cuando es el próximo”, resaltó.
Una herramienta genial
Otti Gomez, el docente que dirige la orquesta, describió como “muy interesante” lo que estaban viviendo, ya que además de tocar “los chicos conocieron lugares que solo veían por televisión”. Como docente, consideró que el programa “es una herramienta genial que utiliza el Estado, apuntando a personas que si no está en la orquesta están en la calle, dando vueltas, y sabemos que eso no es bueno. La idea de contenerlos con la música y que tengan la posibilidad de aprender con docentes en su barrio es muy importante. Después ellos van creciendo en esta parte espiritual de las personas que es el arte”, remarcó.
Señaló a su vez, que tanto el gobierno nacional como el provincial aportan para el desarrollo de la orquesta, destacando que desde la creación del Ministerio de Cultura y Comunicación “hemos recibido mucha colaboración. Se nota que apuestan fuertemente a la parte artística, sabemos que además de la nuestra hay otras orquestas y coros en la ciudad y la provincia, coordinadas por una persona que se dedica a esto. Ahora tenemos un sustento más grande y por eso también se concretó este viaje”, comentó. Respecto al aplauso que recibieron en la oportunidad, Otti aseguró que “es lo que más los sorprende y gratifica a los chicos. No se esperan un aplauso grande y extendido y uno ve que se empiezan a mirar y no saben cómo contener la emoción. Eso la gente lo percibe y prolonga mas el aplauso, es un ida vuelta que genera algo hermoso. Esa emoción de brindar arte, hacer música y ser reconocido es genial”, concluyó.
Fuente: Entre Ríos.