Con la obligación de ganar para seguir con vida en la Copa Libertadores, San Lorenzo recibió en el Pedro Bidegain al Gremio, un equipo que marchaba tercero en el campeonato brasileño y que llegó a Buenos Aires con la intención de sumar para no ceder terreno en el Grupo 6 del certamen continental.
La infracción de Marcelo Oliveira sobre Fernando Belluschi, a los 90 segundos de partido, le permitió a Néstor Ortigoza abrir el marcador de forma prematura. El golpe modificó los planes de los entrenadores y los brasileños quisieron reaccionar con las intervenciones de Douglas, Luany Edinho. El espectáculo fue entretenido desde el inicio en el Nuevo Gasómetro.
Las proyecciones de Ezequiel Cerutti, la velocidad de Blanco y los remates de Emmanuel Masdesde afuera del área fueron otros recursos del Cuervo para llegar al vestuario con una diferencia holgada. Sin embargo, la fortuna, el arquero y el sacrificio de Fred le dieron vida a la visita. En el complemento, el destino del pleito permanecía abierto.
Fue llamativa la pasiva actitud que tomaron los protagonistas del Gremio cuando se reanudó el choque. Si bien la presencia de Franco Mussis significó una gran arma de Guede para bloquear al Gremio, los de Porto Alegre no tuvieron el orgullo (o la vergüenza) para dignificar su presentación en territorio porteño.
En cambio, el ingreso de Leandro Romagnoli en San Lorenzo renovó el aire en el ataque local. El Pipi se asoció con los laterales y el ex Estudiantes para dañar a la vulnerable línea defensiva adversa. Sin embargo, el Azulgrana no supo cerrar la noche y la visita sorprendió.
Fuente: Fernando Taveira – ftaveira@infobae.com