El seleccionado argentino de fútbol arribó esta mañana al país y en su trayecto desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza hasta el complejo de la AFA fue vitoreado por miles de enfervorizados hinchas que agitaron banderas celestes y blancas, entonaron el `hit del Mundial` y agradecieron el subcampeonato conseguido en tierras brasileñas.
A las 10.47, en el vuelo de Aerolíneas Argentinas, ploteado con la leyenda «Gracias Argentina», el escudo de AFA y las imágenes de Lionel Messi, Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero, llegaron el plantel, el cuerpo técnico y los dirigentes procedentes de Río de Janeiro.
El primero en bajar de la aeronave fue el presidente de la AFA, Julio Grondona, quien fue seguido por el entrenador del equipo nacional, Alejandro Sabella, el resto del cuerpo técnico, Carlos Bilardo y los integrantes del combinado Sub 20, que oficiaron como una suerte de «sparring» para el elenco principal.
«Este equipo se merece el reconocimiento de la gente porque dejó la piel en cada partido», declaró Sabella, apenas pisó la pista, en tanto que evitó responder sobre su continuidad en el cargo de entrenador.
Enzo Pérez y Ezequiel Garay fueron los primeros jugadores en bajar por las escalinatas del avión. Detrás descendió el resto de sus compañeros del plantel albiceleste, cerrando la fila los santafesinos Lionel Messi y Javier Mascherano.
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«Nos hubiese gustado que este sueño hubiese terminado de otra manera», dijo un emocionado Mascherano, voz de mando dentro del equipo y quien fue bautizado por los hinchas como el `capitán sin brazalete`.
En un micro oficial, el seleccionado argentino emprendió viaje hacia el predio de AFA, ubicado a tres kilómetros del aeropuerto, escoltado por personal de la Policía bonaerense y de la Gendarmería Nacional, donde los esperaba la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Unas 15 mil personas, representadas por familias enteras, grupos de jóvenes y demás, la mayoría ataviados con gorros, banderas y vinchas con los colores albicelestes, acompañaron el paso del micro por la autopista Riccheri.
Los jugadores saludaron desde el ómnibus, que tuvo que recorrer muy lentamente los últimos metros para el acceso al predio, debido a la gran cantidad de fanáticos que se agolparon en los márgenes de la autopista.