El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva llegó este sábado bajo custodia policial a Sao Paulo para asistir al entierro de su nieto Arthur de 7 años, quien falleció el viernes tras sufrir un cuadro de meningitis. El exmandatario obtuvo un permiso de salida de la cárcel de Curitiba donde cumple una pena de más de 12 años de prisión.
El exmandatario de izquierda llegó al aeropuerto de Congonhas en una avioneta del gobierno del estado de Paraná, al que pertenece Curitiba, según consignó la agencia internacional AFP. Lula, de 73 años, asistirá a las exequias de Arthur, fallecido el viernes a los 7 años de edad a causa de una meningitis. La ceremonia se realizará en horas del mediodía en el cementerio La Colina, en Sao Bernardo, en las afueras de Sao Paulo. La prensa local informó que el cuerpo del pequeño será cremado.
Esta es la segunda vez que el exjefe de Estado sale de la sede de la Policía Federal de Curitiba, lugar donde desde el pasado 7 de abril cumple una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero. La primera fue en noviembre, cuando fue llevado a prestar declaración ante un tribunal de primera instancia de Curitiba, la causa por la que fue condenado. Al conocerse la noticia, la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, quien visitó a Lula el viernes, contó: «Está muy triste, dice que nunca esperó una noticia como esta; dijo que debería estar prohibido que un padre entierre a su hijo, que un abuelo entierre a su nieto». El entierro del nieto de Lula Da Silva, se realizará en horas del mediodía.
Otra muerte. A finales de enero, Lula no pudo asistir al entierro de su hermano Genival Inácio da Silva, conocido como Vavá, porque la Justicia le otorgó un permiso a última hora, cuando ya había comenzado el funeral. En esa ocasión, el expresidente expresó: «No dejaron que me despidiese de Vavá por pura maldad».
Polémica por su salida. El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro, consideró «absurdo» que la justicia autorice la salida de Lula. En ese marco, aseguró: «Él es un preso común y debería estar en un presidio común. ¿Cuando el pariente de otro preso muera, también será escoltado por la PF (Policía Federal) para el entierro? Absurdo imaginar eso, (que) deja al ratero en evidencia haciéndose pasar por pobrecillo», escribió en Twitter. Ese mensaje desató una ola de críticas, incluso entre seguidores del legislador de 34 años, uno de los tres hijos de Bolsonaro dedicados a la política. Apoyo. Pese a eso, otros adversarios políticos de Lula le manifestaron en cambio su apoyo afectivo. «Mi total solidaridad con el expresidente Lula y su familia en este momento tan difícil. Soy padre de cinco hijos, me imagino el dolor profundo de una pérdida tan precoz», tuiteó el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, del partido Democratas (DEM, derecha). El escritor Anderson França, un cronista de la violencia urbana que se exilió en Portugal tras recibir amenazas de grupos de ultraderecha, lamentó los mensajes de «odio» contra Lula y su nieto difundidos por simpatizantes de Bolsonaro. «Es algo triste. ¿Cuándo se darán cuenta de que ganaron [las elecciones]?», escribió França en Facebook. «Debe ser muy triste vencer en algo que no sacie tu alma. Porque ellos ganaron el poder, pero prefieren la guerra (…) Quieren guerra. Verbal, psicológica, real, contra Venezuela, contra los gays, contra los negros, las mujeres», agregó. «Bolsonaro trajo el odio. El Brasil del odio. Solo el odio importa», concluyó.
Fuente: Perfil