El gobierno de Gran Bretaña vuelve a presionar para que Argentina abandone su reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas. Esta vez, condicionó un posible relanzamiento de acuerdos sobre hidrocarburos y pesca en el Atlántico Sur a que la Argentina «acepte que no habrá negociaciones sobre la soberanía» y reclamó que el Gobierno «respete los deseos» de los ocupantes del archipiélago.
El ministro de Estado para América Latina del Reino Unido, Hugo Swire, desmintió además que la presencia de Londres en el archipiélago se deba al petróleo y su cercanía con la Antártida, y ratificó que el Reino Unido «no duda» acerca de su «soberanía sobre las islas y el espacio marítimo que las circunda, ni sobre el derecho de los isleños a decidir su propio futuro».
El funcionario de Londres consideró que un acuerdo con la administración de Cristina Fernández «beneficiaría también a la economía argentina, lo que sin duda sería algo positivo en este momento».