Como epígrafe escribió: «Mi templo es mi cuerpo. Y mi templo es sagrado. De las formas no me llevaré ni quedará nada. De mi esencia más pura es el todo. En ese lugar vivo y por ello me desvivo. Basta de poesía».
Y continuó. «Donde tu ves tet . . . , abajo hay alma en constante desarrollo y no hay silicona que valga».