Falleció el cuñado de Mauricio Macri, Néstor Daniel Leonardo, quien había estado casado con la hermana del mandatario, Sandra Macri,fallecida en 2014.
Leonardo, quien era una de las víctimas en el caso de las escuchas telefónicas ilegales por el que el Presidente estuvo procesado entre 2010 y 2016, era enfermero y parapsicólogo, y falleció luego de luchar contra una enfermedad durante cinco años, confirmó su abogado, Luis Conde.
Leonardo y Sandra Macri comenzaron su relación en 2000, y se casaron en 2004 en la catedral de Morón, a pesar de que la familia del ahora Presidente no tenía la mejor percepción de él.
En 2009, Leonardo recibió dos disparos algunas horas después de que declarara ante el juez Norberto Oyarbide por la causa de las escuchas, en la que también estaban involucrados el familiar de víctimas del atentado contra la AMIA, Sergio Burstein, el empresario de medios, Carlos Ávila, y gerentes del supermercado Coto, entre otros.
Macri, que había sido procesado por el juez Oyarbide en 2010, fue sobreseído en junio de 2016 por los jueces de la Sala I de la Cámara Federal, Jorge Ballestero, Eduardo Freiler y Eduardo Farah. En su fallo, los magistrados consideraron que «la mera afirmación de que M. Macri también tenía interés en ‘escuchar’ a Néstor Leonardo, para lo cual se valió de la maquinaria engendrada por la asociación ilícita investigada, se erige en una simple especulación sin poder de convicción«.
Por esta causa, fueron enviadas a juicio oral 11 personas: Jorge ‘Fino’ Palacios, ex jefe de la Policía Metropolitana; el ex segundo de esa fuerza, Osvaldo Chamorro; los policías de Misiones Diego Guarda, Raúl Rojas, David Amaral, Antonio Fernández y Rubén Quintana; la ex secretaria judicial Mónica González; el ex juez misionero José Luis Rey; el ex ministro de Educación porteño Mariano Narodowski; y el supuesto espía Ciro James. El juicio lo llevará adelante el Tribunal Oral Federal 5 que fijó el inicio del proceso para septiembre de 2017.
Los acusados están procesados por montar un aparato ilegal de escuchas telefónicas a partir de la autorización del juez Rey, con la colaboración de la policía misionera, y todo ello controlado por los acusados de la Policía Metropolitana y ejecutado por el supuesto espía Ciro James.