El único oso polar de la Argentina, Arturo, de 30 años y que vive en el zoológico de Mendoza, mostró «signos de decaimiento, disminución en su actividad física y apetito» en los últimos días.

Sin embargo, en 2014 una junta médica de veterinarios de distintos países determinó que trasladarlo ponía en riesgo su vida, mientras que a principios del año pasado el experto internacional en osos polares, Donald Moore, evaluó que el animal se encontraba «bien en lo físico y en cuanto a su salud mental» y que el hábitat en que vivía era «positivo».
«Preferimos que esté en su recinto para poder monitorearlo permanentemente y ver cómo evoluciona», relató la directora del zoo y explicó que de acuerdo a ello emitirán un parte médico. «Si no mejora, lo sedaremos para hacerle ecografías y radiografías y tener un diagnóstico más preciso del por qué de la sintomatología que presenta», detalló.
Y completó: «No queremos asustar a nadie, pero creímos necesario comunicar el estado de salud en que se encuentra el animal».