Decenas de gobiernos e instituciones internacionales repudiaron elatentado contra el vanguardista semanario francés Charlie Hebdo,mientras que varios estados europeos reforzaron su seguridad y miles de personas se congregaron frente a sedes diplomáticas francesas y en plazas para solidarizarse con París.
En el ataque, cometido en las primeras horas de la mañana de ayer, hombres encapuchados y armados con fusiles irrumpieron en las oficinas del semanario, en París, y mataron a 12 personas, entre ellas dos policías y ocho de sus integrantes, incluidos su director, Stephane Charbonnier, alias «Charb», y tres conocidos dibujantes: Cabu, Tignous y Wolinski.
Gobiernos aliados y rivales de Francia condenaron de los periodistas y los policías. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se sentó frente a las cámaras junto con su vice, Joe Biden, y calificó el atentado como «cobarde» y «malvado» y destacó que, así como París estuvo al lado de Washington después de los atentados contra las Torres Gemelas de 2001, Washington estará con ellos ahora.
Los líderes de Reino Unido, Alemania, España, Italia, Hungría y Turquía, entre otros en la región, unieron su voz para repudiar el ataque contra el satírico e irreverente medio francés.
Desde Rusia, el presidente Vladímir Putin se sumó a la catarata de condenas y reiteró «la disposición de Rusia a seguir con la cooperación activa en la lucha contra la amenaza del terrorismo», según un comunicado hecho público por el Kremlin.
El papa Francisco también le dedicó unas palabras a las víctimas francesas del ataque que, según destacó, «devastó esta mañana la ciudad de París, con un alto número de víctimas, sembrando la muerte, sumiendo en la consternación a toda la sociedad francesa y perturbando a los amantes de la paz, más allá de las fronteras de Francia», según un comunicado.
Desde Medio Oriente, Irán, Jordania, Líbano, Egipto y Arabia Saudita, entre otros gobiernos, también repudiaron el atentado. Desde su sede en El Cairo, el secretario general de la Liga Arabe, Nabil al Arabi, aseguró en un comunicado que se trató de «un ataque terrorista».
Otras organizaciones internacionales como la Unión Europea, la ONU y su Consejo de Seguridad, la UNESCO -cuya sede se encuentra en París-, la OTAN, Reporteros sin Fronteras, el Comité para la Protección de los Periodistas y Al Azhar, la institución más prestigiosa del islam sunnita, también adhirieron al repudio global que marcó las horas después del atentado.
Pero las declaraciones de condena no fueron las únicas reacciones de algunos Estados vecinos. España y Alemania, dos países lindantes con Francia, elevaron sus niveles de alerta antiterrorista y aumentaron sus medidas de seguridad.
El ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, anunció que el gobierno elevó de 2 a 3 el nivel de alerta, lo que deja al país a sólo dos niveles de la alerta máxima. Como parte de esta decisión, la policía española envió una circular a las comisarías de todo el país para informarles que en todas las dependencias de cada Jefatura Superior «se establecerá con carácter de urgencia un plan preventivo para la protección de las infraestructuras críticas», entre ellas estaciones de tren, aeropuertos e instalaciones eléctricas.
El temor se contagió rápido en España, inclusive en las redacciones de algunos de los medios más importantes. Tanto el diario El País como el matutino gratuito 20 minutos denunciaron a la policía la llegada de paquetes sospechosos. Ambos casos resultaron ser falsas alarmas, aunque El País fue completamente evacuado durante unas horas.
En tanto, en Alemania, el gobierno reforzó «parcialmente las medidas de seguridad en el país, aunque el ministro del Interior, Thomas de Maizière, aclaró ante la prensa que no hay «ningún indicio concreto que apunte a posibles atentados de esas características o a atentados terroristas en general».
«La situación es grave y hay motivos para la preocupación y para la precaución, pero no para el pánico», agregó el funcionario.
Pese a esta reacción de algunos países, la de miles de personas en el mundo fue salir a las calles, reafirmar el derecho a la libertad de expresión y solidarizarse con las víctimas francesas.
En Europa, las mayores manifestaciones se registraron frente a la Puerta de Bradenburgo en Berlín, en la Plaza de Trafalgar en Londres y delante del consulado francés en Barcelona. Decenas de personas se congregaron allí pese al frío con un sólo mensaje: «Soy Charlie».
Las mismas marchas se replicaron en plazas o frente a sedes diplomáticas francesas en las ciudades de Toronto y Montreal en Canadá, en Nueva York y Washington en Estados Unidos, y en Moscú.
Pero en ningún lugar se sintió tanto la solidaridad con los caricaturistas asesinados como en las redacciones. Los medios franceses y los principales de Europa dedicaron un minuto de silencio y levantaron cientos de carteles que una vez más recordaron que hoy todos son Charlie, como tituló el diario Libération en su tapa de mañana.
Además, muchos diarios españoles y británicos anunciaron que mañana publicarán viñetas de Charlie Hebdo que hicieron historia y que retratan su espíritu irreverente.
Pero el semanario necesitará más que expresiones de solidaridad para sobrevivir uno de los peores atentados en la historia reciente del país.
Por eso, tres de los principales grupos mediáticos de Francia – Le Monde, Radio France y France Télévision- ofrecieron en un comunicado «sus medios humanos y materiales» para que la revista «siga viviendo».