Fuentes judiciales informaron a Télam que en un reciente escrito que elevó a la Cámara de Apelaciones de San Isidro, el propio Robledo Puch señaló: «Como me siguen negando la libertad, por qué no me cambian la pena por una inyección letal».
En la misma presentación, el múltiple asesino, condenado a prisión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado, pidió que con la nueva Ley de Medios le permitan hacer una conferencia de prensa para hacer público su reclamo.
El defensor general de San Isidro, José Luis María Villada, quien lo patrocina en la causa, explicó a Télam que el pedido de la inyección letal «es una expresión de deseo de Robledo Puch de urgir su inmediata libertad», ya que esa medida no está contemplada en las leyes argentinas.
«Carlos Robledo Puch realmente está harto, está preso desde el 3 de febrero de 1972, es decir hace 41 años, nueve meses y doce días», dijo el defensor general.
Villada afirmó que los plazos están totalmente vencidos y que, según su opinión, por tratarse de una preso emblemático, «los jueces tienen miedo de dejarlo en libertad».
El defensor contó que la Corte bonaerense ordenó ante un pedido de Robledo Puch «una amplia pericia psiquiátrica y psicológica».
Al respecto, afirmó que «los médicos de la Asesoría Pericial determinaron hace tres meses que Robledo Puch no tiene ninguna otra circunstancia que lo diferencie de otros internos» y que «no tiene patologías ni es peligroso para sí ni para terceros».
El último de las decenas de pedidos para que lo liberen lo había presentado ante la Cámara Robledo Puch el 30 de octubre último y el 6 de este mes recibió la nueva respuesta negativa, por lo que Villada comenzó a elaborar su reclamo ante la Corte provincial.
El defensor general informó que este jueves presentó ante el máximo tribunal bonaerense una serie de «recursos extraordinarios de inaplicabilidad de la ley, de inconstitucionalidad y de nulidad» para que liberen de inmediato a Robledo Puch.
Además, reveló que Robledo Puch cuenta con recursos económicos para poder vivir fuera de prisión, ya que tiene una propiedad y un depósito a plazo fijo de la venta de otra heredadas de sus padres.
Además, indicó que, en caso de recuperar su libertad, Robledo Puch «tiene algún proyecto para poder irse del país», ya que le hicieron «una oferta para poder radicarse en un país limítrofe».
Robledo Puch, quien cumplió el 22 de enero pasado 61 años, fue detenido a los 20, en 1972, acusado de una serie de homicidios cometidos en su mayoría contra serenos a los que asesinaba para poder robar.
Desde entonces, fue bautizado por la Policía y la prensa como «El Ángel Negro» o «El Ángel de la Muerte» y actualmente permanece alojado en una celda de la cárcel de Sierra Chica.
En 1980 fue juzgado y finalmente condenado a la pena de reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado por diez homicidios agravados, un homicidio simple, 17 robos y dos casos de abuso deshonesto, todo cometido entre mayo de 1971 y febrero de 1972.
Robledo Puch, quien residió en las localidades bonaerense de Tigre y Villa Adelina, tuvo como cómplice a Jorge Ibáñez, a quien conoció a los 16 años.
El 3 de mayo de 1971 los dos cometieron su primer asesinato cuando ejecutaron a tiros a José Bianchi, sereno de una casa de repuestos, e hirieron a balazos y violaron a su mujer en el mismo hecho, todo delante del bebé de la pareja que estaba en una cuna.
Doce días más tarde, entraron a robar al boliche “Enamour” de Olivos y mataron al sereno Manuel Godoy y el encargado Pedro Mastronardi, al sorprenderlos dormidos.
El 24 de mayo del mismo año, acribillaron al sereno Juan Saettone en un supermercado, y brindaron con whisky sobre su cadáver.
A Robledo Puch e Ibáñez se los veía juntos a bordo de autos costosos con los cuáles con diferencia de pocos días raptaron, violaron y asesinaron a dos jóvenes, una de las cuales fue acribillada a balazos por el «Ángel de la Muerte» cuando ya la habían liberado semidesnuda sobre la autopsita Panamericana.
Robledo Puch aseguró públicamente que Ibáñez no era su amigo sino «un compañero de andanzas», lo que quedó plasmado cuando apareció muerto en un presunto accidente con un flamante Torino, en lo que es otra muerte que algunos atribuyen al «Ángel Negro».
Puch consiguió un nuevo cómplice: su vecino Héctor Somoza, con quien el 15 de septiembre de 1971 asesinó a Raúl Del Bene en un supermercado, dos días después a Juan Rozas en una concesionaria y el fin de semana siguiente a otro sereno de agencia de auto, Bienvenido Ferrini.
Este dúo se dedicaba a asaltar en horas de la noche, robaban a sus víctimas y luego las mataban.
Así fue que el 3 de febrero de 1972, fusilaron a Manuel Acevedo en una ferretería, pero se pelearon, por lo que Robledo Puch mató a Somoza prendiéndolo fuego con un soplete que usaban para violar cajas fuertes.
Ese cadáver fue la clave para que este asesino múltiple cayera preso ya que en un bolsillo de la camisa de Somoza, hallaron el documento de Robledo Puch.Fuente: Télam